Los productores avícolas enfrentan cada día un sinnúmero de retos. Uno de ellos es proteger a la producción de la enfermedad conocida como Salmonella Gallinarum, que está presente en el país desde 1978.
Arturo Cabrera, gerente de Lavetec Cía. Ltda., manifestó que esta patología afecta principalmente a las aves reproductoras, comerciales y productoras de huevo, pero no al pollo de engorde.
“No se puede eliminar la enfermedad por su complejidad, porque la bacteria afecta a las aves desde las 12 semanas en adelante produciendo bajas en la postura, y muchas, mueren”, dijo.
Según el profesional, la morbilidad de esta enfermedad llega al 60%, mientras que la muerte afecta al 30 y 40% y las bajas de postura dependen de las condiciones sanitarias en las que se desarrollan las aves.
Para controlar la enfermedad se necesita un plan de acción que incluye: mecanismos de bioseguridad, aplicación de vacunas adecuadas y, de acuerdo a un cronograma preestablecido, capacitar al personal; contar con aves libres de Salmonella, desde su concepción hasta el faenamiento, trabajar en equipo para el control de insectos, roedores, aves silvestres, y otras que frecuentemente son portadoras de la bacteria.
Lamentablemente, es difícil cumplir todas las medidas para controlar la Salmonella Gallinarum porque se depende, en gran medida, del control de roedores en el transporte de maíz y de soya, y de las plagas que invaden las instalaciones. En las grandes granjas de crianza de pollos se ha minimizado la presencia de la enfermedad, pero no en las pequeñas, ni tampoco en los criaderos de traspatio, dijo Cabrera.
Las vacunas no son suficientes para erradicar la enfermedad. Se necesita un plan integral, con el aporte de varios actores que laboren con el mismo objetivo.
En el cronograma de las vacunas, generalmente, se aplica la primera dosis entre las ocho y 10 semanas y la segunda entre las 12 y 14 semanas. Debe vacunarse a las aves sanas, en caso contrario, la mortalidad se incrementa.
Al presentarse la Salmonella en las ponedoras, la recomendación es eliminar el lote, aunque en el país no siempre se aplica esta medida por las pérdidas económicas que acarrea la muerte del ave o por la caída de la producción de huevos.
Al contagiarse las ponedoras, la calidad y tamaño del huevo no disminuyen, sino la cantidad diaria de todo el lote. La bacteria no se transmite en el huevo y no afecta a la salud del consumidor, porque la Salmonella Gallinarum es una enfermedad exclusiva de las aves, explicó Cabrera.
Para controlar la enfermedad, sugirió aplicar un adecuado plan de vacunación en todas las granjas, y controlar la presencia de roedores. “Hay que trabajar coordinadamente entre avicultores, distribuidores de productos veterinarios y proveedores de proteína y de alimentos”, afirmó.
Agudos:
El ave muere en 24 o 48 horas, debido a problemas de diarrea, incremento de la temperatura y otros síntomas.
Sincrónicos:
El pollo logra curarse con el empleo de antibióticos.