La Asociación de Médicos Veterinarios Especialistas en Avicultura del Ecuador (Amevea-E) desarrolla un curso virtual con varias líneas temáticas; una de ellos se refiere a la optimización de la salud intestinal y nutrición avícola. El evento inició en agosto y se extenderá hasta octubre del presente año.
Los conferencistas abordan diferentes temas, con la finalidad de que las personas vinculadas con la actividad avícola, potencialicen su producción y optimicen la productividad para obtener productos de calidad lo que mejorará también sus ingresos.
Alexandra Naranjo, socia activa de Amevea-E, se refirió al diseño de programas de alimentación para reproductoras y pollos de engorde, con la finalidad de ubicar las mejores alternativas y estrategias de alimentación de reproductoras pesadas desde el proceso de levente hasta la producción del huevo fértil, que culmina con el pollito bebé.
Consideró que, para alcanzar los objetivos, se deben combinar los siguientes factores: monitoreo adecuado de la uniformidad de las aves, verificar la curva de crecimiento, toma de datos, análisis y peso del ave.
Estos procedimientos son recomendables efectuarlos semanalmente de forma rutinaria hasta la etapa de producción, para generar los ajustes correspondientes, a fin de lograr una buena producción de huevo fértil.
Reiteró que es fundamental el proceso de verificación que se debe realizar cada semana, así como cuidar los cambios nutricionales de las reproductoras.
“Si no se monitorea ni se mide, seguramente, no se podrá tener los resultados esperados”, enfatizó Naranjo, al indicar que en las granjas este trabajo debe realizarlo un veterinario en coordinación con quienes trabajan diariamente con las aves, para lo cual se debe impartir la respectiva capacitación.
Sugirió que para lograr excelentes huevos fértiles también se debe monitorear los cambios de las fases de alimento en función de la edad del ave durante el período productivo, pero sin descuidar los requerimientos nutricionales, tanto energéticos como de aminoácidos.
Asimismo -dijo- es crucial la clasificación de los huevos. Hay que determinar cuándo son de piso o tipo 1 y 2. De eso, depende que se logre el nacimiento del pollito en buenas condiciones, explicó la profesional.
Indicó que dentro de los principales aspectos para anticipar la efectividad de los huevos fértiles para incubar, o para descartarlos a los que no son aptos, está el tamaño extremo: los más grandes tienen menor porcentaje de nacimiento y los huevos demasiado pequeños producen pollitos pequeños y livianos.
Los huevos redondeados, puntiagudos, aplanados, rugosos, estriados, con calcificaciones en la superficie o de cáscara muy débil, tienen menor índice de nacimiento; los sucios y manchados representan mayor riesgo de contaminación, y los fisurados o rotos, no tienen la capacidad de retener la humedad suficiente para alcanzar el adecuado desarrollo del embrión.