“Para algunos, el bienestar de las aves es solo la posibilidad de un comportamiento natural y la realización de las actividades básicas, como posarse y anidar. Para otros, el bienestar incluye estos factores y aspectos funcionales como adecuadas condiciones medioambientales”.
Con este preámbulo, Vincent Guyonnet, doctor en veterinaria y Ciencias Avícolas de la Universidad de Georgia (Estados Unidos), inició su charla virtual “Alternativas para alojar a las gallinas ponedoras”, donde indicó que en la actualidad científicos especialistas reconocen el aspecto multifactorial, que tiene relación con la nutrición y la salud, lo que contribuyen al estado mental de las aves.
En el marco del webinar “Sistema de producción de huevos convencionales y alternativos”, organizado por la corporación Hy-Line y Avícola “El Monte”, Guyonnet afirmó que los sistemas de alojamiento para ponedoras pueden garantizar aún más su bienestar.
Dijo que el sistema de producción de jaulas convencionales aún es un modelo predominante a escala mundial para alojar a ponedoras. Si el sistema sugiere situaciones inadecuadas de salud, también se pueden presentar inadecuada mortalidad y ver restringidas las actividades básicas, como posarse y anidar.
La restricción del comportamiento y movimiento han llevado a un creciente aumento de los sistemas alternativos. Así, en 1999 la Unión Europea aprobó normas mínimas de protección de aves ponedoras y estableció la prohibición de la cría de ponedoras en jaulas no acondicionadas, a partir de 2012.
Las jaulas acondicionadas o enriquecidas disponen de un nido y una zona que les permite picotear y escarbar, creando adecuadas condiciones de salud para disminuir los porcentajes de mortalidad. La importancia de estas instalaciones tiene su origen en la conducta natural de las aves.
En Europa y en América del Norte las perchas ofrecen un espacio de 15 centímetros por pollito y cada percha debe tener 1.9 centímetros de diámetro para permitir un mejor movimiento, para que las aves no se sientan incómodas. Para el nido, la legislación de Canadá y la guía de buenas prácticas requiere para cada un área de 65 centímetros cuadrados, por ave, para anidar.
En Europa se exige ingreso de aire a la cama para que al ave pueda picotear y rascarse, y en Canadá el Código de Práctica establece que cada ave debe tener un mínimo de 31 centímetros cuadrados de superficie de piso, para que busque su alimento. En el costado de la jaula debe incorporarse un dispositivo de metal para el rascado, así como en los comederos.
Guyonnet, quien también ha laborado con el sector avícola en salud animal, producción y procesamiento de alimentos, especificó que las legislaciones, europea y canadiense, disponen que las jaulas de las ponedoras deben tener, al menos, una superficie utilizable de 750 centímetros cuadrados.
Contaminación de la cáscara
Utilizar un sistema de alojamiento adecuado impacta en la contaminación de la cáscara de huevos, las emisiones de gases de efecto invernadero y el empleo de los recursos naturales.
La contaminación de la cáscara de huevos se incrementa por la edad de las gallinas, la incidencia de huevos de piso, la concentración de polvo, el envasado manual de huevos, y envasado en recipientes de plástico reutilizables.
Las jaulas juegan un rol importante para el bienestar de las aves, e inciden en su estado de salud.
Jaulas ecológicas
Luis Pascual, especialista que forma parte del equipo veterinario Avigan Terralta en Hy-Line en España y Portugal, dijo que los pollitos que se alojan en zonas denominadas “Campero o Free Range”, con 4 metros cuadrados por ave, tienen acceso permanente a parques al aire libre durante el día, donde pueden picotear, escarbar y darse baños de arena.
Las jaulas ecológicas deben cumplir requisitos similares a las granjas de pollos camperos, pero con la especificidad de que se les puede proporcionar áreas con vegetación y refugio.
El alimento debe provenir de materias primas procedentes de la agricultura ecológica. El Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica (CRAE) controla y certifica que las granjas ecológicas cumplan con las normas de producción específicas.
En 2018 en España, el sistema de producción de aves fue de 43,6 millones: 82% en jaula, 9,4% en aviarios, 7,3% camperas, y 0,9% en jaulas ecológicas. En 2019 estos porcentajes variaron: 76, 8% de la producción fue en jaula, 12,7% aviario, 9,1% campera, y la ecológica subió al 1.4%.