Las autoridades del MAG y de Agrocalidad, además de Conave, de otros gremios y más sectores vinculados a la actividad avícola, unirán acciones para que la carne de pollo tenga mayor demanda interna y se pueda exportar a los mercados internacionales.

A pesar de las bondades nutricionales de la carne de pollo y su accesibilidad por el bajo precio, en el país, aún no se consumen 28,8 kilogramos per cápita al año que recomienda, como cantidad mínima, la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Para lograr esta propuesta, en enero de 2019 el Ministerio de Agricultura y Ganadería emitió el Acuerdo Ministerial 005, mediante el cual estableció que el primer viernes de julio se celebre el “Día Nacional de la Carne de Pollo”.

A pesar de las limitaciones por la pandemia, con este motivo la Corporación Nacional de Avicultores del Ecuador (Conave) organizó la celebración, con una mínima asistencia pero con todas las recomendaciones sugeridas para salvaguardar la salud e inmunidad de los contados asistentes.

Una interesante historia

En este marco, Edgar Navarrete, presidente de Conave, dijo que el país está entre los de menor consumo de carne de pollo en Latinoamérica. Perú, por ejemplo, consume alrededor de 50 kilos per cápita.

Navarrete resaltó el desarrollo de la industria avícola ecuatoriana refiriendo que hasta 1960, la crianza de aves se realizaba de forma limitada, en corrales tras las casas o sueltas en los predios, pero sin ningún control sanitario. La alimentación se basaba en maíz, trigo, arroz y cebada. El pollo se consumía solamente en días festivos o fechas especiales. En esa época, el consumo per cápita no superaba los tres kilos.

En la década de los 60, se empezó a criar pollos en galpones pequeños, con un peso de hasta 2,5 kilos al término de tres meses. El producto se vendía entre amigos y conocidos; faenados o vivos. En esa época fue tradicional la venta de pollos en el asadero ‘La Canasta Azul’, ubicado en la avenida El Inca, en Quito, que luego daría paso a un exitoso negocio que se extendió rápidamente por todas las ciudades ecuatorianas.

En las décadas de los 70 y 80, proliferaron los criadores de pollos porque creció la demanda. El negocio avícola se incrementó mucho más: ya se empleaban razas mejoradas con un mayor peso, y a los pollos se los engordaba con alimento balanceado. Afortunadamente, el mercado se desarrolló hasta llegar a un consumo anual de 10 kilos por persona.

El auge llegó en la década de los 90 con el ingreso del producto a los supermercados y su consumo se duplicó. Desde el 2000 hasta la fecha, la industria creció en número de avicultores, en cantidad de aves, en mejores sistemas sanitarios, buenas prácticas de producción, sistemas de producción y tecnología. La producción de pollos requirió el abastecimiento de una mayor cantidad de maíz, aseveró Navarrete.

También la producción de pollos permitió que se desarrollen otras líneas de negocio como asaderos, transporte, equipos, instalaciones, faenadores artesanales, empresas para la producción de balanceados y otras, que generaron altos índices de empleo.

“Ahora disponemos de una tecnología actualizada: galpones climatizados y computarizados, que garantizan el bienestar de las aves, lo que posibilita alcanzar rendimientos zootécnicos similares o superiores a los de países más desarrollados. Contamos con profesionales capacitados, tanto en el manejo de las aves, en patología aviar y en nutrición. Es una industria de primer orden en todas las fases de la producción”, destacó el presidente de Conave, al señalar que durante la pandemia por la Covid-19, la producción de pollo no se paralizó.

Para los siguientes años, la Corporación Nacional de Avicultores del Ecuador garantiza la soberanía alimentaria. Los consumidores dispondrán de carne de pollo de alta calidad y bajo costo. Por su versatilidad y riqueza nutritiva, esta proteína es ideal para combatir la desnutrición infantil y mejorar la alimentación de los adultos mayores.

La Corporación trabaja junto a la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad) para mejorar el estatus sanitario de la producción avícola, que ayuda a superar la barrera para la conexión con el comercio exterior, así como encontrar mecanismos para ser más competitivos.

“Queremos convertirnos en una cadena sostenible y estamos prestos a trabajar coordinadamente con el Ministerio de Agricultura y Ganadería para alcanzar estas metas, pero considero indispensable conformar un equipo de trabajo que analice y evalúe cada eslabón de la cadena productiva para mejorar nuestra competitividad”, acotó Navarrete.

Convenios

En el país se produce, aproximadamente 476 mil toneladas métricas de pollo en un mil 819 granjas avícolas controladas por Agrocalidad. Están ubicadas en Guayas, Pichincha, Santo Domingo de los Tsáchilas, Manabí e Imbabura.

Para apoyar a esta actividad, Conave y Agrocalidad firmaron un convenio para efectuar buenas prácticas agropecuarias, y zonificar el sector avícola, estableciendo compartimentos como una importante herramienta sanitaria para la exportación de carne de pollo.

Con el segundo convenio se ejecutarán programas de control y erradicación de la enfermedad de Newcastle, en Ecuador.

Consultadas las nuevas autoridades de Agrocalidad, sobre la vigencia de los compromisos anteriormente adoptados, señalaron que tendrán la continuidad que corresponde por tratarse de acuerdos institucionales que buscan el beneficio de todos los eslabones de esta cadena productiva.