Mejorar el rendimiento y el desarrollo de los animales para entregar alimentos de excelente calidad a los consumidores, es uno de los objetivos de los productores.
En ese sentido, Elanco Salud Nutricional, fundada, en 1954, en Indiana, EE.UU., trabaja en soluciones innovadoras que resuelvan los grandes desafíos de los clientes.
Karl Poulsen, consultor regional de salud nutricional de Elanco, para Europa, se refirió a los β-mananos presentes en los ingredientes de piensos como la harina de soya, girasol, palmiste y coco.
Los β-mananos se encuentran en la mayoría de los ingredientes vegetales del alimento. Son fibras de polisacáridos no amiláceos, formados por cadenas lineales de manosa y galactosa con enlace tipo B1-4 y que pertenecen a las fracciones de hemicelulosa de las plantas.
El contenido de β-mananos solubles en diferentes ingredientes varía desde casi 0 hasta 7 y 12%. Su contenido es moderado en cereales como maíz, con el 0,16%; relativamente alto en pastas proteicas de soya y girasol, con el 0,6%. En palmiste y en la cascarilla de soya está en un 7%.
Los β-mananos de los alimentos, son moléculas grandes y similares a aquellas que se encuentran en las paredes celulares de algunas bacterias.
Esto hace que formen parte de un grupo específico denominado PAMP (patrón molecular asociado a patógenos), que es fácilmente reconocible por el sistema inmune innato de los animales y es capaz de generar una respuesta de defensa, muy útil ante una invasión microbiana, pero es una respuesta inútil y que solo representa un gasto de energía ante la presencia de alimentos, aseveró la experta en nutrición animal.
Esta actividad indirecta hace a los β-mananos diferentes de otros factores antinutricionales, que tienen una influencia directa sobre el desempeño o eficiencia animal.
Elanco argumenta que los β-mananos encabezan la pérdida de energía metabolizable hasta en 90 kcal/kg, reduciendo la uniformidad de los grupos de producción y creando mayor susceptibilidad a las infecciones.
La empresa enfoca sus esfuerzos para ayudar a los productores a lograr su máximo potencial, mediante la aplicación de una estrategia de cuatro puntos enfocados en el intestino de los animales: reducir la inflamación, controlar las infecciones, mejorar la digestión y manejar el microbioma.
A diferencia de otros factores antinutricionales, como el inhibidor de la tripsina (enzima), los β-mananos son compuestos altamente viscosos, solubles en agua, resistentes al calor y que sobreviven a todos los procedimientos de secado y procesamiento térmico de los piensos.
Para una mejor comprensión, la experta actualiza constantemente las tablas de referencia empleadas para así determinar su concentración en los alimentos, e inferir sobre los efectos que tendría la adición de una enzima en diferentes tipos de alimentos.
Nivel mínimo en la dieta
Para condiciones de producción comercial, tanto en las pruebas realizadas por la empresa y de acuerdo con la experiencia, los datos indican que una pérdida de cerca de un 3% en la eficiencia de producción se puede esperar cuando el contenido de B-mananos solubles excede el 0,2 y 0,25%.
Esto equivale a un alimento con al menos un 12% de pasta de soya o de girasol. Todas las dietas estándar para pollos de engorde o pavos de producción exceden este criterio para el contenido de β-mananos, pero en el caso de los cerdos, la proporción puede variar dependiendo de las condiciones de mercado y de la formulación.
Los efectos adversos de los B-mananos son influenciados por dos factores: el contenido de β-mananos en la dieta es importante, pero el nivel de permeabilidad intestinal o inflamación es vital, pues los β-mananos parecen inocuos.
“No recomiendo que las compañías de alimento hagan sus propios análisis. El mejor consejo es el empleo continuo de la tabla de referencia para estimar el contenido de β-mananos en la dieta y determinar si una B-mananasa que se debe añadir es fundamental. Además, las compañías para controlar los efectos negativos de los β-mananos pueden agregar rutinariamente Hemicell™ HT (β-mananasa) a todo el alimento con un contenido relevante de B-mananos”, explicó.
0,42%
Harina de remolacha
0,22%
Maíz
0,14%
Pasta de gluten de maíz
0,17%
Maíz
0,57%
Avena
0,31%
Avena sin cascarilla
0,16%
Pasta de semillas de palma
7,24%
Pasta de canola
0,18%
Canola extruida
0,13%
Canola entera
0,08%
Cascarilla de soya
6,67%
Pasta de soya
0,44%
Trigo
0,27%,
entre otros
Contenido de β-mananos en dietas para cerdos
bles presentes en las dietas comunes para cerdos probablemente varia:
- Desde 0,1-0,4% Para dietas de transición
- Desde 0,1-0,3% Para dietas de acabado
- Contenido de β-mananos en la dieta que reducirá el rendimiento del animal
Varios factores dificultan la estimación del contenido mínimo absoluto de β-mananos en la dieta necesario para causar inflamación intestinal y reducir el rendimiento del animal y, posiblemente, también su estado de salud.
Sin embargo, en estudios de investigación in vitro controlados, se ha informado que solo un 0,05% de β-mananos solubles es suficiente para provocar una respuesta inmune innata fuerte (Klasing et al., 2014).
Contenido de β-mananos en dietas para pollos de engorde
Dependiendo de la composición, el contenido estimado de β-mananos solubles presentes en las dietas comunes para pollos de engorde probablemente varia:
- Desde 0,25-0,36% Para dietas de inicio
- Desde 0,24-0,35% Para dietas de acabado
Conclusiones
Los β-mananos están presentes en una amplia variedad de materias primas normalmente utilizadas en los piensos.
Los niveles de β-mananos pueden variar significativamente y se debe tener cuidado para comprender el contenido total de β-mananos solubles presentes en alimentos completos, para estimar su impacto sobre el rendimiento del crecimiento animal.