La gran mayoría de aves murieron por el virus; otras fueron sacrificadas y el resto se las vendió antes de que se contagien.
Las secuelas de la presencia de la Influenza Aviar en el país se refleja en la baja productividad de la proteína, pero el precio se elevó en un mercado donde rige la oferta y la demanda.
En granja, la cubeta de 30 unidades cuesta entre 3,90 y cuatro dólares y al consumidor debería ser de hasta 4,50 dólares, tomando en cuenta que existen tres eslabones de comercialización, cada uno de los cuales tiene un margen de utilidad de entre 10 y 15 centavos, asegura Javier Corrales, presidente de la Unión de Productores de Huevos (Uniproh).
Sin embargo, en las tiendas de barrio se vende cada unidad hasta en 18 centavos, es decir, la cubeta de 30 unidades cuesta 5,40 dólares, aunque también, hay huevos medianos en menor costo.
Nelson Acurio, intermediario en la venta de huevos durante diez años, atribuye el incremento al poco producto que sale de las granjas. Antes de que llegue al Ecuador la Influenza Aviar, compraba y vendía dos mil cubetas por semana; al 18 de marzo, la cifra disminuyó a 500 cubetas.
Acurio adquiere el producto en las granjas de Salcedo. “Actualmente, no es un negocio rentable la venta de huevos, porque no existe ganancia. Incluso, he pensado en comercializar otros productos”, dice.
Por su parte Corrales detalla algunas cifras, para entender el por qué el precio del huevo sigue al alza.
Desde que llegó el primer caso al centro del país hasta la fecha, se han sacrificado o han muerto un millón 200 mil aves ponedoras y otras se vendieron con edades de 70 semanas, (normalmente es de 90 semanas), por temor a que se contagien.
Se vendieron entre un millón 300 mil y un millón 500 mil ponedoras, lo que representa un total de tres millones de gallinas que dejaron de producir. Por ello, la producción de huevos bajó entre un 20 y 30%.
Corrales confía que el precio no se incremente más, aunque admitie que es difícil controlar la cadena de comercialización. “En algunos lugares, la cubeta de 30 unidades, se vende hasta en siete dólares, pero no es culpa del avicultor, sino del intermediario”.
Según el dirigente de Uniproh, antes de la Influenza Aviar, en el país, se producía 14 millones de huevos diarios y ahora solamente, son 11 millones de unidades.
Incluso, los avicultores por temor al contagio disminuyeron el encasetamiento (número de pollitas y pollitos de un día que ingresan a la población de aves destinadas a la postura o al engorde). Pero con la aplicación de la vacuna, Corrales, asume que los avicultores empezarán con este proceso.
El dirigente de los productores de huevo coincide en que el número de dosis, que llegaron al país, no son suficientes, pero se mostra complacido de que la vacunación ya comenzó. “Ojalá en seis meses estén vacunadas todas las aves conforme a la normativa de Agrocalidad”, manifiesta.
Si bien, las primeras aves en ser vacunas son aquellas que se encuentran en el foco y perifoco, donde se reportó la presencia del virus, Corrales solicita que la vacunación se amplié, lo antes posible, a las zonas de riesgo: desde Lasso hasta Ambato y Cotaló.
Además, aspira que pronto lleguen más vacunas, conforme a lo que ofrecieron las autoridades del Ministerio de Agricultura y Ganadería. “Debemos agilitar los trámites, tanto de la parte pública como privada. Hay que unir esfuerzos para vacunar las aves, en el menor tiempo”, menciona Corrales.
Conforme al plan establecido, en dos meses se tendría una inmunidad completa con la segunda importación, “pero no es suficiente por la cantidad de aves que existen en el país. Incluso, se debería tener dosis en reserva para las nuevas ponedoras”, acota el dirigente de Uniproh.
Considera que el pico de la crisis de la Influenza Aviar ya pasó, porque los avicultores incrementaron las medidas de bioseguridad en las granjas, lo que ayudó para evitar que la enfermedad se extienda. Además, con la vacuna disminuirá la carga viral.
Costos de producción también subieron
Sin duda, el huevo es una proteína económica, accesible y versátil, que resulta costoso reemplazarla. Para mantener la actividad y cubrir la demanda, los productores aumentaron los gastos. Por ejemplo, antes de la Influenza Aviar, los camiones que transportan los productos pasaban por una limpieza y desinfección una vez por semana y actualmente el aseo se cumple después de cada viaje.
Anteriormente, un médico veterinario atendía a varias granjas, pero hoy debe concentrarse en una sola; igualmente, los equipos no se pueden rotar, lo que genera otros egresos.
“Ciertamente, la avicultura de postura tendrá un antes y un después de la Influenza Aviar, pero aprendimos que las medidas de bioseguridad son fundamentales, para evitar cualquier contagio”, precisa Corrales