El consumo de carne de pollo y huevos demesa tiene mucha relevancia económica,productiva y social para el país.
La carne de pollo y los huevos de mesa son las principales proteínas de origen animal que consume la población ecuatoriana.
Estos productos tienen una relevancia socio - económica (se estima que genera más de 300 mil empleos directos), ya que es parte de una cadena que incluye la producción de maíz duro, elaboración de alimento balanceado y producción avícola.
Frente a esta realidad, Paul Martins, médico veterinario y director técnico y comercial de laboratorios BIOCAMP de Brasil, recomendó que la Unión de Productores de Huevos (Uniproh), en coordinación con la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad). emprendan una campaña muy fuerte, con un mensaje claro de que consumir carne de pollo o huevos tiene efectos positivos en el ser humano.
Detalló que en los países de Latinoamérica se consumen más de 200 huevos al año; México supera los 400, y en el caso del Ecuador está en alrededor de 212 unidades per cápita, y sobre los 27 kilos de pollo.
El especialista aclaró que las aves enfermas no producen huevos y los pollitos afectados mueren en la granja; “es decir, el producto no llega al consumidor final de ninguna manera”, enfatizó Paul Martins, durante la conferencia virtual “Influenza Aviar, conociendo al enemigo”, auspiciado por la corporación avícola IMVAB y Uniproh.
Martins consideró que las aves deben ser supervisadas “constantemente” por Agrocalidad, entidad encargada de garantizar la sanidad animal.
Impactos económicos
Respecto a los impactos económicos que pudiera generar la presencia de la Influenza Aviar, Martins destacó que en 2002, junto a su colega, el doctor Ariel Méndez (especialista en bioseguridad), realizó un cálculo de cierre, perjuicio para los productores, trastorno logístico y reducción drástica de consumo.
Aclaró que la industria solo puede mantener el producto en stock durante tres días con carga de aves, y refrigerados no más de cinco días. Pasado este tiempo, las aves deben ser sacrificadas y proceder al entierro de los huevos fértiles, además de sacrificar los lotes y las reproductoras que están en el campo y en los galpones.
A este problema Martins lo calificó de “serio” y sumó el impacto social: despido de trabajadores, cierres de plantas de faena y plantas de incubación, granjas, e inclusive el temor que existe entre los trabajadores de ingresar a los mataderos, a las plantas.
Los productores tampoco reciben ingresos, se reduce toda actividad económica y conlleva a una posible disminución de consumo de carne y huevos.
Durante el 2022 en la industria brasileña, se calculó, por estos factores, una pérdida de 0.33% del Producto Interno Bruto (PIB) y en 2006, el Banco Mundial anunció que los daños en América Latina por influenza pueden alcanzar el 0,7% del PIB.
¿Cómo disminuir los riesgos?
Martins recomendó mantener una vigilancia sanitaria pasiva y activa, como una de las prioridades. Recordó que en los momentos más difíciles que vivió el mundo por la pandemia del Covid-19, las autoridades extremaron las medidas de bioseguridad en hospitales, aeropuertos. En locales públicos se utilizaron termómetros de temperatura, entre otras acciones.
Afirmó que para detener la Influenza Aviar se debe hacer lo mismo, e incluir la vigilancia sanitaria en los planteles que no tengan problemas de contagio.
También efectuar monitoreos constantes de serología (para verificar la existencia de aislamiento viral) de los lotes, sobre todo, los que deben ser trasladados a las plantas de faena. Otra alternativa es mantener vigilancia sanitaria para identificar virus de baja patogenicidad en ponedoras, reproductoras y pollos de engorde.
Además, se debe aplicar medidas de bioseguridad en cada uno de los puntos de la cadena de producción en las granjas de los pollitos, ponedoras, plantas de incubación de las abuelas, de las reproductoras, de pollos de engorde, plantas de incubación de los huevos.