“La vacuna es una herramienta que se complementa con las medidas de bioseguridad y control en las granjas; es segura y no representa ningún riesgo para los consumidores”.
Patricio Almeida, director ejecutivo de la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad), precisa que la vacuna disminuye la tasa de mortalidad de las aves del 80 al 40% y, en algunos casos, al 20%, pero no evita el contagio en otras granjas”.
En su sitio web, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) refiere que: “En determinadas condiciones, puede recomendarse la vacunación de las aves de corral. Sin embargo, esta medida por sí sola no debe considerarse como una solución sostenible para controlar la Influenza Aviar y debe utilizarse como parte de una estrategia global de control de la enfermedad, además de otras medidas sanitarias”.
Explica que el objetivo general de la vacuna “es ayudar a controlar la enfermedad hasta que el virus pueda ser eliminado por otros métodos”.
A pesar de sus ventajas, la vacunación puede ocultar infecciones inaparentes y comprometer la vigilancia de las cepas circulantes. Sin embargo, la decisión le corresponde a la autoridad veterinaria de cada país”.
Sebastián Romero, médico veterinario y productor de huevos en Tungurahua, señala en que “en otros países se aplican vacunas vivas (atenuadas), inactivadas, vectorizadas y combinadas, con excelentes resultados; en el Ecuador sí es posible producir una vacuna para la Influenza Aviar, conforme a la realidad local. En unos seis meses se podría tener una buena vacuna”.
Para Juan López, técnico MSD, las alternativas para controlar el avance son: la vacuna, un control permanente y efectivo en cada país para la detección del virus, la aplicación de barreras sanitarias, aislamiento de las aves enfermas, etc. También sugiere un control y monitoreo permanente de las aves migratorias.
“La influenza no es fin de la avicultura en el Ecuador. Hay países que sobreviven con la Influenza Aviar”. Señala como ejemplo a México, país que desde principios de los años 90 mantiene planes de vacunación, de bioseguridad. Igualmente, Tailandia, Vietnam, entre otros países. “Nos corresponde aprender a convivir con la enfermedad y a minimizar el daño que produce el virus”, acota López.
El médico veterinario Bolívar Valencia coincide en que “la vacuna no es la solución integral, pero ayuda al problema”. Enfatiza que “lo más importante en este tipo de enfermedades es la bioseguridad para evitar el ingreso de esta enfermedad en las granjas”.
La vacuna protege la mortalidad, la producción y minimiza, un poco, la expansión del virus. Sin embargo, las dosis no se pueden colocar en las áreas donde existe el brote, porque se generaría una recombinación viral.
Además, la aplicación de la dosis y los protocolos para el empleo de la vacuna para controlar la Influenza Aviar deben cumplir con las recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal, (OMSA).
Para el efecto, el Subcomité Técnico de la Comisión Nacional de Avicultura elaboró el marco normativo de los protocolos, procedimientos, el registro, la importación, la custodia y reglamentación para el empleo de la vacuna contra la Influenza Aviar.
Los integrantes de este organismo trabajaron en estos temas, así como en definir qué vacuna es la adecuada para inmunizar a las aves y la disponibilidad del número de dosis que tengan las casas comerciales.
Medidas de bioseguridad
- Instalación de cerramientos para evitar el ingreso de otros animales.
- Entrada limitada del personal.
- Evitar que los camiones que transportan los huevos lleguen a áreas de producción.
- Prohibida la reutilización de cubeta.
- Filtros sanitarios.
- Desinfección de los camiones, del personal, ropa exclusiva para el trabajo.
- Instalar mallas antipájaros.
- Almacenamiento adecuado del agua.
- Registros de producción.
- Limpieza exhaustiva de la granja.
- Plan de control de roedores.
- Presencia de un médico veterinario, entre otras.