La gripe aviar o Influenza H5N1, es una enfermedad infecciosa que afecta a las aves migratorias y de corral.
Existe poca prevalencia de contagio de aves a humanos; éste se produjo por primera vez en 1997.
La mayoría de los casos humanos son leves con síntomas inespecíficos como tos, catarro y fiebre como en cualquier otra gripe, pero se resuelven sin complicaciones, aunque algunos pueden ser graves pero rara vez llevar a la muerte.
La transmisión de la enfermedad de las aves a los humanos ocurre cuando existe exposición directa a las secreciones de las aves infectadas, como la orina, las heces o la sangre.
También puede transmitirse por contacto con superficies contaminadas o por inhalación de partículas contaminadas.
El control de la enfermedad es crucial para prevenir su propagación a las personas.
Las autoridades sanitarias y veterinarias deben tomar medidas para prevenir la propagación de la enfermedad, mantener contenidos los brotes mediante la identificación y el sacrificio de las aves infectadas, la restricción de la importación de aves y productos avícolas de zonas infectadas, y la implementación de medidas de bioseguridad en las granjas avícolas.
Se recomienda que los trabajadores avícolas se protejan contra la enfermedad mediante la adopción de medidas de precaución, como el empleo de equipo de protección personal, la higiene de las manos y la desinfección de las superficies contaminadas.
También es indispensable que los trabajadores avícolas y los criadores de aves de traspatio reciban entrenamiento sobre la enfermedad y cómo prevenir su transmisión.
Además, es importante que los profesionales de la salud permanezcamos atentos a la aparición de síntomas de la enfermedad en los humanos que en su entorno se encuentren relacionados con el sector avícola y se tomen medidas para prevenir su propagación.
Esto incluye la identificación temprana de casos, la aplicación de medidas de bioseguridad y aislamiento y la implementación de acciones de control de infecciones en los entornos.
En el futuro, es esencial que se continúe invirtiendo en la investigación sobre la enfermedad y su transmisión, así como en el desarrollo de nuevas estrategias de prevención y control.
Esto incluye la investigación sobre nuevos tratamientos y vacunas, así como el desarrollo de tecnologías para detectar la enfermedad de manera más efectiva.
Dra. Alegría Dávalos Vega
Médica nutrióloga