El virus se expandió rápidamente en el mundo. En cada país existen variantes diferentes, que podrían afectar a otras especies de animales.
La presencia de la Influenza Aviar representa un gran desafío para los avicultores, quienes deben mantener la actividad y evitar un desabastecimiento de carne y de huevos.
Con la vacuna, los productores esperan detener la propagación de la enfermedad. Sin embargo, los laboratorios no tienen la capacidad para abastecer con las dosis requeridas. Por ello, en algunos países se analiza generar una vacuna local.
Manolo Fernández, gerente general de Farvet, consideró que este virus H5N1 ha impactado en el mundo por su alta patogenicidad y mortalidad. “Es un nuevo virus para todos y hay que seguir investigando”, dijo.
El contagio se expande y en países, pese a existen medidas de bioseguridad estrictas, no se ha podido controlar el virus. Esto significa que la patología superó todas las expectativas y en muchos países se volvió endémica.
Ante la globalización de la Influenza Aviar, se debe analizar qué medidas funcionan y cuáles deben ser descartadas, porque el virus muta y resulta complejo controlarlo. El experto propuso elaborar vacunas mixtas, pero de rápida producción y aplicación.
Consideró que si se espera varios meses no se logrará eficiencia en el control de la enfermedad. El virus H5N1 varía genéticamente. “Una vacuna elaborada en embrión de pollo no tiene la misma proteína cuando está en etapa filamentosa.
Lo más importante, para tener un buen control, es conocer la estructura del virus, así como disponer de la información actualizada, para desarrollar una campaña efectiva de vacunación”, manifestó.
Las vacunas elaboradas con huevos embrionados es la forma más común. Desde hace 40 años no existe una evolución. “Las vacunas que se producen en embriones de pollo tienen desventajas antigénicas frente a las vacunas producidas a base de células. Además, las primeras son menos protectoras contra algunas cepas”, explicó Fernández.
Los organismos internacionales proponen que se desarrollen vacunas en huevo, pero con cepas de genética reversa y de baja patogenicidad, para que los virus no salten al ser humano y no afecten al medio ambiente. Las vacunas inactivadas producidas en cultivos celulares son flexibles y robustas. En cambio, las vacunas de genética reversa y vectorizadas no garantizan la protección del virus. Solo serán un complemento.
En conclusión: los programas de vacunación tendrán éxito mientras se utilicen cepas homologadas en la producción de vacunas inactivadas; las vacunas vectorizadas serán un complemento más no una herramienta de control efectivo del virus H5N1; el monitoreo serológico seguido de la vacunación es importante, para determinar el momento preciso para la vacunación, porque el H5N1 es de alta patogenicidad con características zootécnicas y lograr que la vacuna tenga una respuesta en tiempo real.
Además, Fernández sugirió una vigilancia permanente a escala nacional sobre la posible presencia de cepas variantes de H5N1; profundizar las investigaciones sobre los programas de vacunación y su relación con el control de la propagación del virus.
Para lograr el objetivo, se requiere de un trabajo coordinado entre los Gobiernos, empresas avícolas, centros de investigación, laboratorios productores de vacunas y profesionales de la salud veterinaria, finalizó Fernández.
Para el control de esta enfermedad se debe utilizar la vacuna, aunque en ciertos países europeos está prohibida. No obstante, es el único camino, explicó Fernández.