Un adecuado sistema respiratorio, inmunológico y digestivo son los pilares para lograr, en las aves, adecuados niveles en su metabolismo.
Se debe mantener en buen estado los tres pilares considerados “prioritarios” desde el momento en que las aves ingresan a las instalaciones o galpones, señaló Jorge Manzano, técnico de IMVAB, durante su conferencia “Mejora metabólica ante un desafío en la granja”.
“El sistema inmune debe estar desarrollado de la forma más óptima posible; el sistema digestivo converge con el inmunológico y el respiratorio”, dijo Manzano; consideró que se debe evitar “por cualquier medio” que se produzca un estrés térmico en las aves que generalmente se deriva en menor rendimiento, mala eficiencia, aumento de mortalidad y bajo margen de ganancia.
El estrés térmico puede desencadenar en factores como un desequilibrio ácido base, que en las aves es “muy difícil de corregir”. Recordó que una buena alimentación y una mejora metabólica evitará que este parámetro suba de nivel. “El calor en las aves es un problema fatal”, alertó.
Las aves eliminan el calor de su cuerpo a través de los mecanismos de evaporación y conducción, lo que involucra a los sacos aéreos considerados como auténticos intercambiadores de oxígeno y de eliminación del metabolismo respiratorio, pero cuando el ave empieza a jadear la respiración por el pico no hace conexión directa con el sistema respiratorio.
Los sacos aéreos están dispuestos en toda la cavidad a nivel del cuerpo de las aves e influyen en el intercambio gaseoso o llevar nutrientes para eliminar sustancias tóxicas al exterior.
La alcalosis respiratoria, una alteración clínica causada por hiperventilación alveolar, el jadeo, disminución de la actividad, menor ingesta de alimentos hasta llegar a una deficiencia de nutrientes, también son identificados como un problema serio para las aves en los galpones.
Semanas clave para el desarrollo
Las primeras dos semanas de alimentación son clave para su desarrollo, caso contrario el sistema inmune se volverá “decreciente y complicado”. Los tejidos linfoides se desarrollan adecuadamente desde la quinta semana.
“Cuando alimentamos a los pollitos que llegaron a la granja es importante, no solo poner atención en el alimento que es fundamental para el desarrollo orgánico de los tejidos corporales, órganos y el intestino, sino en un adecuado manejo del agua”, afirmó.
En los primeros diez días de nacido el pollito se debe tomar en cuenta las medidas de bioseguridad: lavar y desinfectar el galpón, incorporar ventiladores para adecuar el estatus de crecimiento inmunológico.
Asimismo, es importante mantener el equilibrio hídrico de las células con la ayuda de minerales como el sodio, el potasio y el cloro. “Este es un equilibrio base para evitar el aumento de la acidez o llegar a una cirrosis metabólica respiratoria”, añadió.
El intestino y las glándulas anexas de las aves se incluyen como la base fundamental en las mejoras metabólicas. Según Manzano, el intestino crece cuatro veces más rápido que el resto de los órganos de los animales. En este caso, a la par que las aves empiezan a buscar alimentos también tiende a un crecimiento intestinal adecuado.
Si bien es cierto que la avicultura moderna involucra procesos más tecnificados y especializados para mejorar la salud intestinal, la conversión alimenticia y la ganancia de peso en las especies aviares, en ocasiones, deja de lado la salud de los órganos, advirtió Manzano.