La asociatividad en el sector agroindustrial es absolutamente indispensable, siempre y cuando existan objetivos comunes claramente identificados, y que estos objetivos funcionen, sirvan para todos quienes se adhieren a un determinado proceso asociativo. No sirve de nada juntarse o desarrollar asociatividad si los miembros no tienen el compromiso ni las ganas de sacar adelante los mismos propósitos, afirma Carlos Maya, vocero de US Grains.
Siempre van a existir discrepancias, pero la forma en la que percibimos el gremio en su conjunto, debe prevalecer sobre diferencias internas como el tamaño de cada empresa o la región donde se ubica. Es indispensable una total transparencia, claridad y, sobre todo, “las discusiones fuertes tienen que hacerse internamente, la ropa sucia se lava en casa”, recomienda Maya.
Asimismo, toda asociación debe superar dificultades que amenazan su supervivencia, como aspectos económicos o presupuestarios, ausencia de responsabilidad, entre muchas otras. “Todos debemos estar comprometidos y cumplir con lo que nos corresponde. La confianza se va construyendo paso a paso y es muy difícil construirla, pero se destruye fácilmente; ese es el activo principal que debemos cuidar todos los días”, destaca.
Otro factor a considerar es que buena parte de la estructura de los gremios y asociaciones, tiene interlocución con la estructura gubernamental. Se debe procurar, por tanto, estructurar una sola voz con capacidad de aportar al mejoramiento de las políticas de gobierno.
El compromiso constante de los asociados se refleja en la confianza y comprometimiento que depositen en la estructura gremial, así como en su capacidad de invertir y generar recursos.
La asociatividad permite desarrollar estrategias potentes y, con ello ampliar mercados y para un crecimiento sostenible, pero también demanda de los asociados la capacidad de delegar en manos de profesionales calificados, aquellos temas que no manejan directamente.