FAO, OIE y OMS piden uso responsable de antibióticos
Los antibióticos y su en sanidad avícola y porcina son una valiosa herramienta frente a la presentación de determinadas patologías. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), y la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomiendan una aplicación racional y responsable de este tipo de fármacos.
¿Qué son los antibióticos?
Los antimicrobianos, conocidos como antibióticos, son sustancias que se obtienen naturalmente a partir de microorganismos o por síntesis. Mediante modificaciones de la estructura química de un agente obtenido naturalmente, también es posible producir agentes semisintéticos.
El primer antibiótico natural fue la penicilina, dando origen a un grupo de drogas de gran actividad y uso extendido, y el inicio de una nueva etapa en la historia de la humanidad.
La resistencia de las bacterias a los antibióticos no es un tema nuevo, ya que se lo conoce desde la aparición del primer antimicrobiano, aunque está generando una preocupación internacional cada vez más importante.
De acuerdo con una publicación de la corporación Red Alimentaria y “De la granja a la mesa”, los organismos internacionales señalan que el empleo adecuado de estos productos requiere fundamentalmente del “empleo profiláctico de antimicrobianos” cuando son necesarios, con el respaldo de diagnósticos correctos.
Además, recomiendan capacitación y entrenamiento a quienes lo administrarán; aplicar las dosis correctas con intervalos posológicos y la duración del tratamiento. Asimismo, sugieren que sean productos de calidad, controlados y elaborados bajo normas de Buenas Prácticas de Manufactura GMP, y avalados por investigaciones. El almacenamiento de los productos debe seguir estrictamente las instrucciones del proveedor.
Los organismos internacionales también destacan la importancia de contar con el apoyo de laboratorios de patología para la ejecución de análisis complementarios, como diagnóstico de los agentes etiológicos involucrados, aislamiento de bacterias, clasificación de las mismas, y pruebas de sensibilidad a los antibióticos.
Luego de establecer si los agentes aislados tienen la característica de primarios o secundarios, se debe seleccionar el antibiótico a utilizar (espectro de acción; farmacocinética y farmacodinamia; tiempo dependiente o concentración dependiente; mecanismos de acción), y las vías de administración.
En este contexto, la selección de los proveedores es esencial, así como sus GMP en la elaboración de medicamentos, en las que debe estar incluido el desarrollo, la investigación y control de los mismos.
Los organismos consideran que la curación se obtendrá por muerte bacteriana de una gran parte de la población. La eliminación de los microorganismos sobrevivientes se consigue por la activa participación del organismo, por lo que es fundamental conocer el estado de inmunocompetencia de los animales.
Se requiere especial énfasis en que los lotes inmunodeprimidos necesitan de mucho cuidado, dado que los quimioterápicos tendrán que actuar sin la ayuda de las defensas del organismo. Sugieren un tiempo de retiro o carencia correspondiente a cada formulación para evitar la presencia de residuos indeseables.
Diagnóstico del médico veterinario
“Partiendo de que en nuestro campo de acción nos enfrentamos a diagnóstico, pronóstico y tratamiento de poblaciones de animales y, frente a la presentación de un cuadro patológico en granjas, debiéramos tener una completa anamnesis del lote en el cual se determine el grado de inmunocompetencia del conjunto afectado, incluyendo descripción de hallazgos de necropsia y el diagnóstico presuntivo del médico veterinario de campo”, resalta la publicación de Red Alimentaria tras hacer públicas las recomendaciones de la FAO, la OIE y la OMS.
Isidro Molfese, de Red Alimentaria, advirtió que como integrantes del sector productivo, y al ser parte de una cadena donde todos los eslabones son fundamentales, se enfrentan al desafío de un trabajo multidisciplinario para lograr los objetivos, pero respetando el bienestar animal, y produciendo alimentos de calidad e inocuos.
“En producción debemos velar, entre otras cosas, por la ausencia de residuos de xenobióticos. Para ello hay que respetar el tiempo de retiro o de carencia, en el cual los animales no consuman antibióticos y así evitar estos o sus metabolitos en los productos comestibles”, sugirió.
Es también importante tener el apoyo de laboratorios de patología para la ejecución de análisis complementarios.