Aproximadamente el 15% de la proteína presente en las dietas para cerdos no es aprovechado por el animal para su mantenimiento y crecimiento.
Heitor Vieira Rios, de la empresa Vetaves - Jefo, mencionó que una mejora en la proteína del alimento reduce los niveles de proteína cruda en la dieta, ahorrando costos de producción y brindando a los nutricionistas una mayor flexibilidad para utilizar ingredientes alternativos y menos costosos. Emplear proteasas exógenas es una herramienta esencial para la porcicultura moderna.
El tema también es de interés veterinario. La proteína sin digerir es fermentada por la microbiota intestinal, incrementa la proliferación de bacterias potencialmente patógenas y su excreción al ambiente.
Vieira Rios manifestó que la harina de soya, principal fuente proteica en las dietas, es rica en factores antinutricionales (glicinina y beta-conglicinina), proteínas que causan inflamación y aumentan la permeabilidad intestinal.
Esto reduce la digestibilidad de nutrientes y aumenta la posibilidad de que bacterias y toxinas se trasladen del intestino al torrente sanguíneo.
Explicó que las proteasas reducen la cantidad de proteína sin digerir e hidrolizan factores antinutricionales, promoviendo un ambiente intestinal más saludable, mejorando la calidad de la microbiota, reduciendo costos de la inflamación y optimizando el rendimiento.
En situaciones de estrés por calor –dijo- se observa una disminución en la producción de enzimas endógenas y en la expresión de proteínas de unión estrecha, lo que aumenta la permeabilidad intestinal.
Añadió que las proteasas exógenas alivian estos efectos al compensar la baja actividad enzimática endógena y mejoran la eficiencia en el uso de proteínas, reduciendo la producción de calor metabólico y favoreciendo la expresión de proteínas de unión estrecha.
Debido a sus diversos beneficios, las proteasas se pueden utilizar en todas las etapas de producción. Se pueden emplear “on top” en dietas para lechones, para promover la salud intestinal y reducir la diarrea.
En cerdos de crecimiento y finalización, manifestó que se pueden utilizar proteasas con su matriz para reducir los costos de alimentación, y en cerdas las proteasas mitigan los efectos del estrés por calor y mejoran la calidad de la microbiota, reduciendo problemas urogenitales y optimizando el rendimiento de la camada.