El trabajo en una granja avícola debe ser integral y coordinado para alcanzar el objetivo final, ya sea para temas relacionados con la nutrición, o con el manejo de procesos.
¿Por qué las aves pierden peso al momento del traslado a las granjas o galpones? Este fue uno de los temas "sensibles" que el médico veterinario, Daniel Valbuena, (dvalbuena69@gmail.com) expuso durante su conferencia "Manejo de perfiles de peso y uniformidad en la ponedora comercial moderna".
El traslado de aves -señaló- es un momento único y de gran desafío donde inciden factores y cualquier error puede dar al traste con el trabajo realizado anteriormente o con el futuro desempeño del lote.
Valbuena, representando a Hy-Line Internacional en su cargo de veterinario de Servicios Técnicos Globales, dijo que los granjeros deben tener especial cuidado de que las pollitas tengan acceso a suficiente agua y disponibilidad de alimento cuando lleguen a sus nuevas instalaciones. Alertó que uno de los limitantes para que puedan estar correctamente hidratadas, son los sistemas de bebederos.
Recomendó mantener el mismo sistema de bebederos en los galpones, jaulas o contenedores, pues modificar estas estructuras genera estrés en las aves por la pérdida de tiempo en el que no podrán consumir alimento, agua, y su peso corporal disminuirá, ya que se tarda en reconocer el nuevo sistema. El caudal del líquido debe ser menor cuando ingresa en la etapa de crianza, y mayor cuando está en fase de producción.
Valbuena, médico veterinario y zootecnista por la Universidad de Tolima, recomendó que una vez que la pollita llegue al galpón de producción se debe implementar el sistema de alimentación de media noche, durante una hora y media, pero tres horas después de apagar la luz del galpón, y tres horas antes de encenderla en la mañana.
También sugirió llegar a un consumo promedio de cien gramos para las aves de color sobre la semana 20, y 90 gramos para las blancas en igual semana, pero aclaró que esta técnica es aplicable siempre y cuando la pollita tome agua de manera considerable. La falta de control de estos factores afecta la rentabilidad, pero su cumplimiento puede ubicar la producción por sobre el 96%.
Agregó que la mortalidad del ave, (que promedia entre 4 y 8%) durante el ciclo productivo, está influenciada, entre otros factores, por el temperamento y recomendó hacer tratamientos de pico en una edad temprana del ave, (no más de dos semanas), así como evitar procesos de sobrecauterización que afecten la pronta recuperación de la pollita. El expositor comentó la experiencia en países de la Unión Europea, donde esta práctica ha sido prohibida.
Los avicultores, además, deben priorizar un manejo adecuado para evitar que el hígado se deteriore. Se debe evitar que en la ponedora moderna se genere procesos de engrasamiento de este órgano, uno de los más pequeños pero vitales. "Entonces, no es solo producir, sino hacerlo con mucho cuidado para obtener la mayor cantidad de aves vivas en los galpones", dijo.
Fases de crecimiento
En las primeras cinco semanas una pollita enfoca su máximo crecimiento en el desarrollo del sistema inmunológico y digestivo. Entre las seis y 12 semanas, la curva de crecimiento está en función al desarrollo de los sistemas esquelético y muscular. Entre la semana 15 y 18 se empieza a formar el hueso medular, las reservas de grasa y el desencadenamiento del sistema reproductivo.
Finalmente, después de la semana 35 en la que el crecimiento ha concluido se observa a un ave adulta, pero su vida productiva debe ser protegida al menos por 50 semanas más.
Valbuena recomendó no pretender que entre las semanas diez y 11, se forme el sistema inmunológico. Eso ocurre en las primeras cinco semanas.
Los estándares de manejo, de ganancia de peso y uniformidad son variables de acuerdo con cada etapa. Al término de la semana cinco, un ave de color por ejemplo debe pesar en promedio 370 gramos. Luego de seis a 12 semanas el objetivo es llegar a un mil 100 gramos; y al terminar la semana 18 se espera un peso de un mil 500 gramos.
Después de la semana 18, tiene un considerable poder de crecimiento, y al finalizar la semana 25, hasta la 40, el poder de crecimiento está en alrededor del 8%.
Valbuena afirmó que la calidad del ambiente es otro factor clave para lograr una alta producción. Para aves de color, al momento de la recepción como pollita de un día, funciona muy bien una temperatura de 34 grados, y para las blancas se recomienda 33 grados. El tipo de calefacción debe acompañarse con un sistema de cortinas de ventilación y generar cámaras denominadas de recría, para conservar la temperatura de una manera más estable.
El especialista manifestó que el retorno de la inversión se obtiene a través de manejos y consumos eficientes con aves altamente productivas. En este proceso, los cambios genético-administrativos también juegan un papel fundamental, sin olvidar el factor fisiológico del ave que debe ser respetado.