Por Reinaldo Cubillos MV
rcubillosgu@gmail.com
Máster en Sanidad y Producción Porcina; y Analista porcino
Un modelo sostenible no solo tiene relación con el ambiente, sino también con los ámbitos social, financiero y económico.
Lamentablemente para el productor, el precio de la carne de cerdo ha tenido una baja de aproximadamente un 2 % en los Estados Unidos. China mantiene un precio estable y no hay noticias de que siga aumentando, aunque en la situación actual de alta volatilidad en el mercado, se puede esperar cualquier cosa.
Lo que sí preocupa un poco es la desigualdad o la mala distribución del valor en la cadena de la producción porcina en Latinoamérica; desde el productor hasta el consumidor.
La pandemia ha generado una falta de transparencia por parte de algunos compradores, transformadores o mataderos, la que ha causado situaciones muy críticas en algunos productores, sobretodo en Estados Unidos, Canadá, Argentina. Lamentablemente esta situación se está viviendo en general, en toda América.
Un artículo canadiense explica que la pandemia, ha encendido aún más la problemática, porque no puede ser que los empacadores y los transformadores ganan mucho dinero, mientras que los productores están castigados con pérdidas gigantescas.
Hay países que -en el contexto de la pandemia- han logrado recuperar la producción porcina, como Chile, Colombia, México; sin embargo, hay otros que están en el caos, por debajo del costo de producción y que ven con muy poco optimismo una pronta recuperación.
Creo que deben tener mucho cuidado, sobretodo aquellos grupos económicos que crecen demasiado en lo que es transformación, matadero, e intentan sacar ventaja sobre el productor en el despiece, en los cortes.
Estimo que esto debe cambiar. No se busca una total igualdad para todo el mundo, pero creo que debe haber transparencia y buena fe en estos procesos. En cualquier momento el consumidor se dará cuenta de que el productor a veces no recibe lo que él estima, o por todo el trabajo que desempeña en la cadena. Debemos buscar modelos de cara a la nueva década, que entreguen sostenibilidad.
Hay que dejar de pensar que, quien tiene más cerdas es el mejor; hay que considerar que el mejor, es quien tiene un modelo sostenible, social, ambiental y económico - financiero dentro de la distribución de la cadena.
Existen países que han trabajado para contar con modelos económicos sostenibles. Debemos mirar a nuestro vecino Brasil, por ejemplo, que con cooperativas fuertes, que son exportadoras, mantienen modelos interesantes, porque la distribución de valor se comparte entre los cooperados. España también tiene un modelo económico integrado, con la participación de cooperativas.
Hay que seguir buscando y creando modelos sostenibles, donde el valor se distribuya entre varias empresas, entre muchos productores, porque es la única forma de que en futuro, se asegure el mantenimiento de la competitividad en la producción de proteína animal.