El empleo adecuado de materias primas es el capital de cualquier explotación agropecuaria. Con ellas se obtendrá dietas alimenticias adecuadas y se reducirá costos de producción.
El éxito o fracaso de una producción avícola depende del tipo de materia prima que se emplee como alimento para las aves. La participación de un nutricionista coadyuvará a conseguir un mayor rendimiento de la industria con buenos resultados y precios bajos.
Esta es la reflexión de Jaime Campaña, médico veterinario con amplia experiencia en dietas alimenticias para animales, quien señaló “que se pueden encontrar distintas materias primas de acuerdo con los precios y existencias para balancear las dietas”.
En la mayoría de países y por supuesto en el Ecuador, se emplea principalmente el maíz y la soya para balancear las dietas nutricionales, aunque en ocasiones la productividad falla por diferentes factores como el clima o los precios.
Para prevenir estas contingencias recomendó aplicar programas para rescatar todas las materias primas que permitan un balance en las dietas, proveyéndoles de lo que está más a la mano. En ese sentido dijo que en el mercado existen materias primas que reemplazan o mejoran la dieta de acuerdo con el criterio técnico de los especialistas.
Tradicionalmente en nuestro país se prefiere el maíz y la soya, a pesar de que son materias primas con poca disponibilidad. Por su baja productividad, se importa estos granos y esto genera un desbalance en la producción del avicultor, porque el alza en los precios repercute en el costo de producción y hay ocasiones en que ni siquiera se iguala con el valor que se paga en las granjas por huevos o carne.
Productos alternativos
La propuesta es reemplazar los cultivos de maíz y soya, por cebada y trigo a costos subsidiados. “Fácilmente estos cereales, que incluso contienen prebióticos y probióticos, pueden reemplazar los carbohidratos que tiene el maíz; hay que modernizar el criterio de los productores y de las autoridades”, planteó este especialista.
Consideró que el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad) deberían apoyar esta iniciativa con estudios previos de mercado.
Las sustancias naturales y amigables con el medio ambiente también mejoran el aprovechamiento del balanceado en al menos dos por ciento y optimizan la productividad de los alimentos.
Los productos naturales siempre van a ayudar al buen funcionamiento intestinal de bovinos, cerdos y aves, pues evitan que en el intestino se adhieran agentes patógenos que, eventualmente, puedan afectar este importe órgano. Además, mejoran la productividad y la asimilación de los alimentos.
Probióticos y prebióticos
Los principios científicos determinan que el primero de ellos es una fermentación de un organismo vivo, como los lactobacilos y sirven para desdoblar y aprovechar de mejor forma el balanceado. El segundo es una base de fibra, que protege al intestino de células deterioradas y evita enfermedades en los animales. También se han empezado a usar los simbióticos, una mezcla de probióticos y prebióticos.
Por otra parte señaló que desde hace varios años, los países de la Unión Europea (UE) tienen el propósito de prohibir el empleo de antibióticos (antes se empleaban como promotores de crecimiento) para reemplazarlos por probióticos, prebióticos y semíticos.
Sin embargo de estas limitaciones, el profesional aseguró que en la actualidad la genética y la nutrición de los animales ha mejorado ostensiblemente, tanto así que, si antes un pollo se producía en ocho semanas, hoy se lo produce en apenas seis. “Esto es un adelanto para el sector”. Descartó que a las aves se le inyecte hormonas para obtener mejores resultados porque además de que no lo necesitan, su costo es extremadamente alto.
Opciones para mejorar productividad
En lugar de contar con 5 mil productos agrícolas, solo deberíamos tener 500; de estos, 300 serían para la exportación y 200 para el consumo local.
Se debería fomentar las cooperativas agroindustriales para acceder a terrenos en comodatos, administrados por entes serios o regulados como la industria “El Salinerito”.