Uniformidad, alimentación, humedad, iluminación, son algunos de los factores que se deben tomar en cuenta.
La mejor estrategia para lograr aves en óptimas condiciones es ajustarse a los pesos de guía, buscar que el lote crezca lo más homogéneo posible y emplear los recursos, tanto nutricionales como de manejo.
Diego Preciado, representante de Cobb para la región, consideró que todas las edades son importantes, por lo que se debe hacer especial énfasis en los cuidados en cada etapa; sin embargo, hasta la semana 12 son fundamentales para el buen desarrollo del sistema esquelético y cardiovascular, además de que los pesos garantizan que estos procesos se efectúen de manera adecuada.
Una reproductora pesada, diferente a lo que ocurre en una gallina de postura de huevo para consumo, alcanza su desarrollo para iniciar la reproducción a las 24 semanas de vida (168 días). Previamente, se debe realizar procesos con el macho reproductor para que se produzca un huevo fértil.
La madurez ósea se consigue durante toda la etapa de crecimiento y preparación para la producción. No obstante, en las primeras ocho semanas de vida se forma el 78% del desarrollo esquelético, a la semana 16, el 90% y al finalizar el levante, el 100%.
Normalmente la alimentación en una hembra reproductora es muy controlada y se debe suministrar de manera homogénea. Al tratarse de un ave diseñada genéticamente para producir carne, tiene un apetito voraz, por lo que si no se tiene cuidado se puede perder el control de peso y, por ende, el potencial reproductivo.
Las dietas de las aves deben tener un balance perfecto entre proteína (aminoácidos), energía, vitaminas y minerales, parar garantizar que el crecimiento sea ideal y todos sus requerimientos sean cubiertos.
Es fundamental el empleo de recursos nutricionales, así como el manejo en las granjas.
Las reproductoras deben crecer en espacios adecuados, con densidad de entre 5,5 y 7 aves por m2. Los programas de oscurecimiento son de vital importancia para brindar bienestar al animal y garantizar que la madurez sexual llegue en el momento oportuno. Se debe segmentar o clasificar la población por peso, para garantizar que todos los animales tengan la misma oportunidad de acceder al agua y al alimento, así como competir con individuos de sus mismas características corporales.
La humedad ideal oscila entre el 50 y el 75%. En granjas de ambientes controlados, las temperaturas ideales varían entre 22° y 28°C. En climas tropicales o en países que tienen veranos intensos y que no poseen galpones tecnificados, las temperaturas en cría -en algunos casos- pueden llegar hasta 34° y 35°C, que adecuadamente manejados con ventilación, no deben causar inconvenientes.
Las hembras y los machos reproductores deben crecer de manera separada hasta la semana 22 o 23, cuando se realice el casamiento o apareamiento. Ahí se incorpora 10% de machos respecto a las hembras.
Las hembras reproductoras tienen un ciclo reproductivo determinado. Un lote bien manejado puede tener fertilidades superiores al 92% al cierre de su etapa (semana 65).
- En el balance económico: evaluar todos los aspectos que intervienen en el negocio, cantidad de huevos producidos y cantidad de pollitos obtenidos de dichos huevos.
- Finalizado el ciclo, establecer qué cantidad de carne de primera calidad se puede comercializar.
- La evaluación de un paquete genético debe incluir el número de huevos producidos, la capacidad de convertirlos en pollitos, de brindar valores agregados, como: por ejemplo, capacidad natural de pigmentación, resistencia a los manejos (carga, vacunación, transporte a planta de beneficio, etc.).
- Considerar la uniformidad de las aves en planta de beneficio, ya que los animales de menor peso y estructura generan lesiones en la canal, al momento del proceso.