La evolución en la crianza de las aves también representa mayores desafíos para los avicultores.
La avicultura moderna ha cambiado mucho respecto a cómo era algunos años atrás. Ahora hay una crianza intensiva con necesidades más altas, que demanda otros tipos de infraestructura y medidas sanitarias mucho más minuciosas para lograr mejores resultados.
Entre los cambios destacan también características físicas de las aves, como el peso corporal y tamaño. En el sector, los temas de ganancia y conversión han sufrido cierto impacto. Además, las instalaciones, los lugares de crianza de aves y los equipos han variado mucho. Ahora equipos automáticos y sistemas automatizados le permiten al avicultor un mejor monitoreo.
Sin embargo, así como hay una evolución en estos aspectos, también hay un mayor desafío en el control de enfermedades, debido a la aparición y/o reemergencia de enfermedades.
Para Eduardo Oka, gerente de sanidad de la empresa cárnica San Fernando de Perú, “este año el coronavirus nos ha cambiado la vida a todos; en la avicultura tiene un impacto en las operaciones, las personas, los mercados, etc. Hoy necesitamos mejorar nuestras prácticas de crianza, para mejorar las condiciones de las granjas y evitar algún tipo de enfermedad causada por virus o bacterias”.
Indicó que “las personas somos grandes transportadoras de las enfermedades: los vehículos, las mismas vacunas, los roedores, las aves domésticas, el agua, el alimento, el no vacunar, entre otros son grandes riesgos capaces de propagar enfermedades que sin el control necesario pueden desencadenar emergencias sanitarias”.
Por ello, Oka consideró que los componentes de éxito en la crianza de aves son la bioseguridad y los programas de vacunación, que las definió como el conjunto de acciones que ayudan a evitar el ingreso o la diseminación de enfermedades, resaltando la reducción de la llegada de microbios o agentes infecciosos como principales objetivos.
Según explicó el especialista, hay agentes microbianos o virales que pueden sobrevivir mucho tiempo en una instalación avícola, por lo que es erróneo pensar que estos desaparecen cuando el ave se va de la granja. Al contrario, muchos virus y/o bacterias pueden sobrevivir, meses e incluso años.
Problemas de contagio con animales
Moscas:
Pueden afectar a las aves y a los trabajadores al contaminar sus alimentos. Una mosca puede producir un mil huevos en siete días, generando una enorme plaga si no se lo controla.
Roedores
Producen tensión en las aves y dañan las instalaciones. Los roedores buscan refugio, agua y alimento, tres cosas que tiene una granja, por eso hay que obstruir su acceso.
Oka, además, consideró que la presencia de aves silvestres o aves marinas cerca de los galpones constituye un riesgo sobre todo por la influenza. “La cercanía de estos elementos, puede llevar a situaciones de contagio. Por ejemplo, si hay un botadero de plumas cercano a la granja, el viento las podría arrastrar y probablemente puedan llegar cerca a nuestros galpones con algún virus y/o bacteria que afectará toda nuestra producción en gran escala”.
Participación de los principales productos avícolas en la formación del VBPA (enero 2020).
Pollo en pie 79%.
Huevo de gallina 16%.
Gallina de postura 2%.
otras aves 2%.
Pavo en pie 1%.
Medidas de prevención
Oka afirmó que una estrategia debería apuntar al aislamiento. Mientras una granja está más aislada, el riesgo de enfermedades o problemas sanitarios, disminuye.
“Es importante que al elaborar el diseño para una granja nueva o una locación para ello, además del aislamiento debe existir barreras naturales que protejan de alguna manera las instalaciones. Con ello, se reducirán los riesgos de problemas sanitarios”, mencionó.
Citó que otro excelente aliado constituyen los cercos perimétricos, que se definen como barreras para impedir que personas o vehículos transiten libremente por la granja.
Los animales domésticos como perros, propios de la granja o del exterior, son grandes fuentes infecciosas porque transitan por el espacio de la granja y por sus alrededores. Por ello, cualquier tipo de animal debe permanecer fuera de las instalaciones de la granja, porque a su regreso pueden traer algún problema sanitario”, explicó.
Precisó que un registro de todos los servicios que ingresan o salen del recinto, ayudan a reducir el riesgo de contagio; mantener vehículos -sean de alimento o agua- que sean exclusivos para la granja, y evitar en lo posible que los servicios contratados visiten otras granjas.
De igual forma, uno de los filtros más importantes, según señaló el especialista de San Fernando, es el lavado y la desinfección. “Todo vehículo que necesite ingresar debe pasar por lavado y desinfección; no solamente por fuera, sino también en la parte baja y los sitios interiores como el piso y tapetes (moquetas)”, agregó.
Además, es importante permitir solo el ingreso de quienes necesitan hacerlo. Se debe mantener un registro; saber de dónde viene; si vienen de otra granja, si esta presentó algún problema sanitario. Todos quienes ingresen deben cumplir las normas de bioseguridad: pasar por la ducha, dejando afuera el calzado, la ropa. La infraestructura debe ser adecuada, con baños y vestidores con provisión de shampoo y jabón.
El consumo per cápita de carne de pollo, en Perú se acerca a los 50 kilogramos.