Un plan de gestión integral es clave para cuidar la salud de granos y materia prima.
Donoso, experto en limpieza y desinfección de sitios de almacenamiento de granos y materia prima. "Es fundamental que dentro de sus planes, las empresas tengan un plan de gestión integral de control de plagas; manejo y gestión de limpieza donde siempre se incluya la desinfección y sanitización", afirmó.
¿Es posible prevenir el ingreso de plagas a un sitio de almacenamiento de granos o materias primas? Donoso respondió que, en el caso de plagas en materias primas, podría ser complicado pero no imposible; este tema radica especialmente por el factor costos
Un producto fresco contiene insectos porque fue transportado o cosechado con una maquinaria contaminada, ya que las plagas y sus larvas vienen del campo y cuando el producto se incorpora a los silos, es natural y normal que llegue con insectos.
Indicó que todo dependerá de que la industria realice una fumigación curativa con gasfosfina en la bodega para descartar por completo cualquier posibilidad de que en 40 o 60 días -según la temperatura ambiente donde se almacena el grano- eclosionen las larvas de huevos de los insectos.
Lamentó que algunas industrias no apliquen este procedimiento por el costo económico que tiene la aplicación gasfosfina. El valor por tonelada representa entre seis y ocho centavos de dólar. Esto, la industria ecuatoriana lo ve muy costoso porque este valor debe ser multiplicado por el volumen total de toneladas del que disponen.
La fumigación de los silos debería realizarse cada 60 o 90 días dependiendo del clima lo que implicará una inversión -no un gasto- para precautelar la materia prima, que a la final resulta un ahorro, porque su producto no sufrirá deterioro.
Entre las plagas que afectan el producto están:
Hongos que generan insectos.
Roedores: consumen hasta el 10% de su peso al día (algunos pesan hasta quinientos gramos).
Aves: se alimentan de hasta 30 kilos de producto al año.
Procedencia de un producto
Es fundamental la trazabilidad que involucra el control previo de un producto que llega a la mesa del consumidor; es un seguimiento de cómo fue producido el grano: la cosecha, el transporte, el proceso de industrialización, los lotes con los que se fabricaron los productos finales y en caso de que se detecte una infección de insectos, se pueda saber en dónde se inició el problema para tomar acciones correctivas lo que evitará a futuro perjuicios económicos.
Las certificaciones ISO de inocuidad alimentaria son básicos porque ayudan a determinar si el producto vino contaminado o infectado de origen; permite conocer a los proveedores de las materias primas para saber si están manejando los granos de manera adecuada. "Conociendo estos factores también se debe exigir mejoras o cambios", sugirió.