“Glässer es una enfermedad que está presente incluso en granjas modernas y con buena sanidad. Una de las opciones de minimizar el impacto de la bacteria es eliminando los factores predisponentes, como los cuadros inmunosupresores”.
Así lo recomendó, durante la conferencia virtual “Principios de control de la enfermedad de Glässer”, Héctor Pérez, médico veterinario zootecnista de la Universidad de Guadalajara.
Especializado en producción porcina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Indicó que, como consecuencia de las micotoxinas, la inmunidad del animal baja; a esto se suman el estrés, ambiente inadecuado, falta de alimento, agua, corrientes de aire, etc.
Este cuadro afecta la capacidad que tiene el animal para responder a estímulos. La muerte súbita es otro de los signos de la enfermedad, y la infección puede ocasionar daño cerebral con un reporte clínico de meningoencefalitis.
Glaesserella parasuis ataca las superficies serosas que recubren las articulaciones, el intestino, pulmones, corazón y cerebro, causando neumonía, infección del pericardio, peritonitis y pleuritis.
Los cerditos, además, empiezan a jorobarse y aparece líquido en la cavidad torácica debido a la inflamación del pericardio. Pese al tratamiento, el proceso infeccioso afecta el crecimiento del animal, que termina desechado lo que incide en los volúmenes de la producción.
El diagnóstico
El diagnóstico se basa en las observaciones clínicas, exámenes post-mortem y aislamiento del organismo en el laboratorio. La prescripción también se puede realizar sobre ciertas patologías, como la toxicidad de sal, que es muy común cuando los lechones están comiendo este mineral en exceso, y por la baja de consumo de agua. Además, se puede presentar sintomatología nerviosa, inflamación y daño articular.
En las cerdas se produce una ligera inflamación alrededor de las articulaciones y tendones; raramente se genera en meningitis. Los lechones lactantes se deprimen rápidamente, presentan temperaturas elevadas, inapetencia, inmovilidad, crecimiento lento, y en ocasiones muerte súbita.
Tratamiento
Pérez sugirió aplicar urgentemente un tratamiento temprano con antibióticos inyectables basados en pruebas de sensibilidad para impedir la muerte del cerdo, y más aún en caso de meningitis.
Los antiinflamatorios, corticosteroides y vacunas sirven para controlar la enfermedad, que se convierte en “muy dolorosa” para los lechones que lo sienten incluso al respirar.
El programa de control debe enfocarse tanto para la hembra (que transfiere protección al lechón y puede durar entre 28 y 35 días), como para el lechón. La vacuna le permite desarrollar su propia inmunidad.
Entre más temprano se vacune al lechón, la respuesta también será mejor”, dijo Pérez.
La vacuna requiere de dos semanas entre cada aplicación para reforzar su sistema inmune. La aplicación estratégica de antibióticos, en periodos críticos de mayor susceptibilidad, puede garantizar una crianza sana.