La temperatura interna de las aves debe estar en 41 grados C., mientras que el rango de su zona de confort térmico puede oscilar entre los 18 y 25 grados.
Hay que evitar que las aves se afecten con estrés calórico que a corto plazo puede provocar una disminución en las ganancias, advirtió Agustín de Cristófaro, especialista en producción avícola y nutrición animal, en su conferencia virtual organizada por la compañía regional Montana, con presencia de expertos de Chile, Ecuador y Perú.
El estrés calórico generalmente deja evidencias de nutrientes no absorbidos, y electrolitos no digeridos, lo que ocasiona malestar en la población bacteriana del tracto intestinal. Por consiguiente, el ave tendrá diarrea, su sistema inmune tratará de compensar el aumento de bacterias, reduciendo el consumo de alimentos por lo que disminuirá la ganancia diaria de peso, y aumentará la mortandad.
Este desorden también afecta la reserva de grasa, rompe la estructura de la célula, no hay una buena absorción lo que conlleva a una enteritis necrótica, e incluso puede generar la desnaturalización de los músculos pectorales.
Para conocer si el ave está afectada por estrés calórico, el Gerente Técnico Comercial de ORFFA (empresa especializada en soluciones de alimentación), explicó que se debe sumar la temperatura ambiente, medida en grados Fahrenheit con el porcentaje de humedad. Si el resultado es mayor a 160 grados, está presente el estrés por calor.
En cuanto a la zona de confort térmico, Cristófaro dijo que “cuando el ave permanece en un galpón con temperaturas sobre los 25 grados, ya no está en esa zona”, y especificó que el 70% del confort térmico se pierde por el calor sensible, y el 30% se elimina por el jadeo, que le lleva a emplear mayor energía.
Dijo que, cuando no está en su zona de confort, corre el riesgo de aumentar su ritmo normal de respiración (25) por minuto a 250 respiraciones por el mecanismo de jadeo con el que elimina el calor interno. Sugirió que la temperatura en el ave se puede bajar aumentando la velocidad del aire, en el caso de galpones cerrados y automáticos.
Para eliminar un gramo de agua el ave necesita excluir 596 calorías; eso genera calor, aumenta la tasa metabólica, la temperatura corporal lo que fácilmente genera un círculo vicioso.
Los extremos
Cuando al ave se le dificulta generar calor, ingresa a la zona de hipotermia y muere de frío; y al contrario, cuando la temperatura externa es muy alta, el ave no encuentra un mecanismo de control, y empieza a eliminar calor por el jadeo.
El calor sensible se elimina cuando están en una zona de termoneutralidad; es decir, entre los 18 y 25 grados, y el 96% de temperatura se pierde por forma directa, y por conducción (pérdida de calor por transferencia directa de las patas a una superficie siempre y cuando esté a menor temperatura que la del ave).
Al no contar con glándulas sudoríparas para eliminar el calor, se ven obligadas a eliminarlo batiendo sus alas.