Otávio Conde: “Hay que ser más creativos en tiempos de pandemia y utilizar los medios tecnológicos para controlar el funcionamiento de las granjas”.
Las empresas agrícolas, conjuntamente con los especialistas trabajan en diferentes opciones para enfrentar la pandemia y evitar mayores pérdidas.
Frente a la presencia de la Covid-19, las empresas avícolas trabajan en la conversión alimentaria. Otávio Conde, especialista en pollos de engorde de la empresa Cobb, para Sud- américa, explicó que se trata de una medida de la productividad de un animal y se define como la relación entre el alimento que consume, con el peso que gana. Por ejemplo, si se usan cuatro kilos de alimento para producir dos kilos de carne, la conversión alimenticia es 2.00 (4 kilos dividido para 2 kilos).
Conde indicó que se optó por la desaceleración del proceso del pollo, porque durante la pandemia la demanda disminuyó, especialmente en las tres primeras semanas. Varias plantas de faenamiento cerraron y muchos pollos se quedaron en las granjas. No se les puede engordar demasiado porque salen de la línea de venta.
“El ave sigue ganando peso, pero más despacio. Se debe realizar después de que el pollo cumpla 28 días de vida”, dijo al añadir que para lograr el propósito, las empresas crearon un alimento diferente en aminoácidos y energía, y más económico.
Conde sugirió disminuir la iluminación en los galpones desde las 18:30 hasta las 21:00, lo que hace que los pollos consuman menos alimento; incrementar la ventilación, pero después de los 28 días para que el animal no llegue al estrés térmico; controlar la temperatura del agua; controlar la temperatura ambiental; cuidar la cama de los pollos porque permanecerá más tiempo vivos y deben estar saludables; eliminar la humedad para que no existan virus que afecten a las aves.
Varias empresas fueron más allá y aplicaron medidas más fuertes como la restricción alimentaria, aunque esto implique algunas desventajas, porque frena drásticamente el peso del pollo. “Cuando el pollo es más pesado impacta en el rendimiento de la pechuga”, menciona Conde.
La calidad de la piel también es fundamental porque el consumidor es muy exigente, por eso la restricción alimenticia se debe aplicar después de los 28 días de edad cuando el pollo tiene más plumaje. A los 35 días, el ave tiene cubierto casi la totalidad del cuerpo por plumas y la piel está menos expuesta.
Por otro lado, señaló que durante esta etapa es fundamental mantener la rutina de trabajo, especialmente de los especialistas. Realizar visitas técnicas a través de los diferentes medios tecnológicos; plantear metas semanales en las granjas, por ejemplo: medir el flujo de agua, evaluaciones, temperatura, etc. “Sin duda, hay que ser más creativos”, dijo.
Al finalizar la exposición, Conde citó la frase de Charles Darwin, que se acopla a la realidad: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que mejor se adaptan al cambio”.