Para tener éxito en los mercados extranjeros y locales, se debe trabajar en conjunto y no solo en un eslabón de las cadenas alimenticias.
Rodrigo Gómez de la Torre, presidente de la Cámara de Agricultura I Zona, realizó un breve análisis sobre las actividades agroproductivas efectuadas en 2020, un año golpeado por la Covid-19 y relató cómo lograron salir adelante en medio de las limitaciones.
El primer impacto de la pandemia se registró en las agroexportaciones con la contracción de los mercados, mientras en el ámbito local disminuyó el consumo.
Con el paso de los meses la situación cambió para las agroexportaciones, ya que no solo crecieron con los productos tradicionales, sino con otros. Pequeñas y medianas empresas, con esfuerzo propio, lograron incursionar satisfactoriamente en los mercados extranjeros. Por ejemplo, la venta de aguacate, los helados de Salcedo, la leche en polvo fortificada para niños, el queso azul andino, entre otros. Si bien son pequeños nichos de momento, pero son nuevas oportunidades.
“Esto demuestra que el éxito radica en desarrollar y trabajar en las cadenas agroproductivas y no solo en la fase primaria. Se demostró un nivel de resiliencia importante en calidad, capacidad e innovación, para beneficio del país”, mencionó Gómez de la Torre.
En el ámbito local, el casi cierre de las cadenas de hoteles, restaurantes y cafeterías, al igual que la contracción económica, sí generó un desbalance entre oferta y demanda, creando una percepción de sobreoferta y, por consiguiente, una caída de precios al productor, para diferentes productos.
De las exportaciones totales del Ecuador, más del 60% tienen directa relación con la cadena agroproductiva.
Para el representante de la Cámara de Agricultura I Zona, la pandemia demostró que se debe trabajar en potenciar los mercados locales y extranjeros. “En las empresas hubo innovación y reconversión productiva, para que las ventas se mantengan. Pero nos falta fomentar la asociatividad, en términos reales. Unir esfuerzos para alcanzar los objetivos”.
Para el dirigente, en 2021 sigue la incertidumbre porque la pandemia no concluye y es un año electoral. “Necesitamos definiciones claras de parte de las nuevas autoridades de Gobierno. Tenemos exceso de trámites que incrementan los costos de producción; una normativa laboral que ahuyenta la inversión; hay que realizar una depuración tributaria y lograr créditos a tasas reales. En sí, requerimos que los mercados estén activos y crecientes”.
Durante este año, los integrantes de la Cámara se comprometen a seguir trabajando en temas estructurales, en procesos de formación de buenas prácticas agropecuarias, en lograr certificaciones que avalen la calidad de los productos y que son exigencias de los mercados extranjeros y locales.
La Cámara de Agricultura I Zona agrupa a las provincias del Carchi, Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Bolívar y Santo Domingo de los Tsáchilas.