Nutrir el suelo para que la planta crezca y se desarrolle en óptimas condiciones, fue la principal recomendación de Danko Calle Desulovich, durante su conferencia “¿Cómo nos iniciamos en la agricultura orgánica? Beneficios de implementarla en la agroexportación”, organizada por Bananotecnia.
“La nutrición del suelo es fundamental porque el suelo es el que nutre a la planta”, dijo este especialista de nacionalidad peruana, quien explicó que esto se realiza mediante el proceso de macro y microbiología del suelo, que es el encargado de descomponer la materia orgánica, de volver a asimilar los minerales y nutrientes del suelo, y desde allí, aportar beneficios a la planta.
Una vez que los elementos microbiológicos mueren, y tras haber cumplido su ciclo, dependiendo de la calidad de los microorganismos, estos se transforman en un nutriente fijo para las plantas. De forma natural, la planta se alimenta de lo que siente que debe alimentarse.
Indicó que aún no se ha comprendido ni se han identificado el porcentaje de efectos benéficos de los microorganismos que existen en el suelo, en la planta o en el ambiente. Estos factores necesitan todavía ser descubiertos en más del 95%.
Calle explicó que el suelo se convierte en la casa o en la madre de la planta, y la semilla es el hijo. De esta manera se produce una simbiosis: si la madre está bien, el hijo también lo está.
Dentro de este proceso existe la interacción materia orgánica-microbiología, materia orgánica-minerales, y microbiología-minerales.
Las plantas también necesitan insumos vitamínicos para rendir una producción sana
Nutrición vegetal
Danko Calle relató que en el siglo XVII se dio inicio a la teoría de la nutrición vegetal para referirse a que las plantas se alimentan de dióxido de carbono, hidrógeno y oxígeno. Sin embargo, años más tarde, alrededor de 1.800, la investigación determinó que la planta también necesita nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, azufre, zinc, hierro y cobre. Posteriormente se empezó a fortalecer la industria de los fertilizantes sintéticos y químicos.
Otros investigadores contemporáneos consideraron que las rocas no son materiales inorgánicos, ya que aportan minerales y nutrientes. “Cada piedra o rocas fosfóricas o basaltos tienen entre 80 y hasta 100 micronutrientes y macronutrientes, que al ser triturados, se convierten en harina de rocas que al colocarse en el suelo, su microbiología comienza a hacer su trabajo con las plantas”, reveló.
En 1938 la ciencia anunció el último nutriente esencial: el cloro. Pero no fue dado a conocer por un tema comercial. En 1962 los científicos señalaron que la planta necesita hasta 38 nutrientes para que su cultivo llegue a su máximo potencial.
En 2012, el Instituto Vulcano de Israel, dedicado a las ciencias agrícolas, habló de 52 elementos, y luego de haber analizado más de 800 tipos de cultivos identificaron que la planta no necesitaba de 16 nutrientes como se dijo en 1938, sino de 52.
En la actualidad, el concepto se limita a que la planta necesita de 24 nutrientes esenciales para cumplir su función.