Renzo Ceme
Coordinador de Campo Programa Farmer-to-Farmer NCBA-CLUSA Ecuador.
renzoantonio5@hotmail.com
Eduardo Esteves
Investigador Asociado en el Centro de Investigación y Educación de Indian River de la Universidad de Florida, Fort Pierce, Estados Unidos.
eduardoesteves1@gmail.com
El agua es un recurso crucial para la producción agrícola. Cerca del 70% del agua dulce disponible en el mundo se utiliza en riego agrícola y según las proyecciones, este valor se incrementará en los siguientes años (Boretti y Rosa, 2019). Por ende, este recurso se ha tornado cada día más escaso y costoso.
Al implementar un sistema de riego, no solo hay que considerar el costo del agua ‘per se’, también es importante analizar otros factores como los costos de operación del sistema y el impacto económico en el rendimiento y calidad del producto.
Las potenciales pérdidas económicas por baja productividad, al no regar en el momento adecuado, hacen pensar en la necesidad de mejorar este proceso y aumentar su precisión. Por estas razones, se requiere una automatización del sistema de riego que permita suministrar agua en el momento preciso; es decir, cuando la planta lo requiere para reducir el estrés en la planta, minimizar pérdidas de rendimiento y evitar el mal uso del recurso.
Todo esto se puede logar a través de la implementación de un sistema de riego automatizado mediante el uso sensores de humedad de suelo, que monitorean la cantidad de agua presente en el suelo agrícola expresada en porcentaje de agua volumétrica. Es decir, nos indican el volumen de agua existente en el suelo, con respecto al volumen total del suelo.
La información colectada por estos equipos es almacenada en un registrador de datos y luego es utilizada para la programación del riego, en función del tipo de suelo, tipo de cultivo, manejo agronómico, entre otros factores.
Guzman & Ferrarezi (2020) indican que una de las principales ventajas de este sistema, es que provee información del contenido de agua en el suelo de forma automatizada y que los datos se pueden obtener en línea mediante computador o a través de aplicaciones mediante teléfonos móviles.
Referencias
- Boretti, A. & Rosa, L. 2019. Reassessing the Projections of the World Water Development Report. npj Clean Water 2:15. 1-6 p.
- Guzman, S. & Ferrarezi, R. 2020. Irrigation Scheduling Methods Affect Water Use. Citrus Industry. 12-15 p.
- Zotarelli, L; Dukes, M.D.; Morgan, K.T. 2013. Interpretación del Contenido de la Humedad del Suelo para Determinar Capacidad de Campo y Evitar Riego Excesivo en Suelos Arenosos Utilizando Sensores de Humedad. University of Florida IFAS Extension.
Para la programación de un sistema de riego accionado mediante sensores de humedad, es importante tener en cuenta dos indicadores del contenido de agua en el suelo: la Capacidad de Campo (CC) y el Punto de Marchitez Permanente (PMP).
El término CC lo utilizamos para denotar el contenido de humedad que el suelo es capaz de retener luego de haber sido expuesto a un proceso de saturación de agua. En pocas palabras, CC es el límite superior de almacenamiento de agua en el suelo, disponible para la planta. Por el contrario, el PMP es el límite inferior de almacenamiento de agua en el suelo, disponible para la planta. Técnicamente es el porcentaje de agua mínimo en el suelo, en el cual el cultivo ya no es capaz de seguir absorbiendo, lo que conlleva a una marchitez irreversible o muerte de la planta.
En consecuencia, al sustraer estos dos factores, obtendremos la capacidad de retención del agua que es disponible para la planta en el suelo, o también conocida como “agua disponible” (Zotarelli et al., 2013).
Para cada tipo de suelo existen diferentes CC y PMP. Por esto es importante conocer estos parámetros y calcular la capacidad de agua disponible correspondiente. Con esta información y el monitoreo del contenido volumétrico de agua mediante los sensores de humedad, podemos realizar la programación automatizada del riego.
Los sensores son instalados en campo, junto a la línea de riego (Figura 2). El manejo consiste en programar los sensores de humedad, de tal manera que, al reducirse el contenido de agua del suelo hasta un valor determinado, los sensores envíen una señal para que se encienda el sistema de riego. La irrigación estará suministrando agua para el cultivo hasta un momento determinado en que se detiene.
La finalización de este evento de riego se puede programar de varias maneras y es aconsejable que un profesional debidamente capacitado o una empresa con experiencia en el tema pueda proveer sus servicios en cuanto a la programación e instalación del sistema de riego automatizado. Una vez determinada esta fase de diseño, el productor podrá beneficiarse con las ventajas de esta tecnología.
Un sistema de riego automatizado se compone no solamente de sensores de humedad de suelo. También cuenta con otros componentes como controladores, registrador de datos (data loggers), válvulas solenoides, conectores, baterías, entre otros.
Además, se requiere aplicar conocimientos de programación y conexiones eléctricas para dar un correcto funcionamiento al sistema. Las empresas proveedoras de sistemas de riego cuentan cada vez más con este tipo de equipos y conocimientos, para brindar al productor un servicio adecuado.
Lo importante es que el productor esté al tanto de los potenciales beneficios de esta tecnología y pueda considerar su implementación, buscando mejorar eficiencia, aumentar productividad y reducir costos.
Esta es una inversión que en muchos casos ‘se paga sola’ y además permitirá a las futuras generaciones poder seguir aprovechando de este recurso imprescindible llamado agua.
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