La tendencia de los consumidores de huevos y de carne de pollo, es exigir a los productores criar aves de manera libre, sin jaulas.
“La industria avícola latinoamericana y el bienestar animal’ se denominó el evento virtual organizado por la Asociación Latinoamericana de Avicultura (ALA).
El presidente de la organización, Luis Valle, afirmó que el bienestar de las aves implica la genética, la alimentación, la crianza y el proceso de preparación del producto hasta su llegada al consumidor.
Consideró que las prácticas y regulaciones sobre bienestar animal ayudarán a proveer de alimentos de calidad a la población, generar puestos de trabajo y mantener una interacción con el medio ambiente.
Valle aseguró que los comercializadores y consumidores, cada vez, se vuelven más exigentes y demandan productos de animales que disfruten de bienestar, razón por la cual los países están migrando a una producción en espacios libres, aunque esto implica mayores inversiones y, consecuentemente, la carne y los huevos cuestan más.
Legislación y bienestar animal
Rebeca Zamora, profesora e investigadora de la Escuela de Zootecnia de la Universidad de Costa Rica, dijo que el sistema jurídico de cada país es diferente, pero existen leyes, normas y lineamientos, que establecen las pautas, e indicó que la regulación para el bienestar animal, en la mayoría de países, inició como un objetivo general de establecer leyes anti crueldad de animales.
A la delantera están países de la Unión Europea. En Reino Unido, por ejemplo, existe un Comité Consultivo para el Bienestar Animal.
En Latinoamérica, Chile tiene una ley con su respectivo reglamento para la industria, comercialización, transporte y guía para la producción de huevos y carne. Argentina tiene especificaciones para el pollo de engorde; Brasil trabaja en un reglamento para la avicultura; Colombia cuenta con leyes generales y multas para el maltrato animal, y el año pasado, obligó a los productores avícolas a adoptar un manual sobre condiciones de bienestar animal.
En conclusión, aunque existe poca legislación para la actividad avícola, especialmente en los países de América Latina hay normas y reglamentos, que son voluntarios y no vinculantes.
La genética es clave
Santiago Avendaño, director global de genética del Grupo Aviagen, se refirió al reto de adaptar las razas cárnicas a las legislaciones vigentes de bienestar animal, así como la producción de carne por tipo y por región y lo que se espera para el 2029.
Los cuatro tipos de carne que se consumen, son: vacunos, cerdos, aves y ovinos. Se prevé un aumento de 40 millones de toneladas extras hasta el 2029 y en países con economías en desarrollo, donde el consumo crece tres veces. También, habrá una demanda mayor en 20 millones de toneladas de carne aviar, producción que debe ser sostenible.
“El reto es producir proteína animal accesible y de calidad. Para el 2050, se estima que 9 mil millones de personas poblarán el mundo y se producirá un decrecimiento en la producción avícola, menciona esto -desde el punto de vista genético- sí no se reduce el impacto ambiental ”.
Alertó que en los años 70, el pollo producía más del 40% de dióxido de carbono y en el futuro será menor de un 20%, gracias a la mejora genética.
Indicó que en 2016, la Unión Europea realizó un estudio y concluyó que el 94% de la población encuestada consideró importante proteger el bienestar de los animales de granja; el 82% estimó que el bienestar de los animales de granja debe ser más alto; el 64% quiere más información de las condiciones de producción de las aves, y un 58% está dispuesto a pagar por los productos que provengan de animales que disfruten de bienestar.
En sí -dijo- la producción y el bienestar animal no son incompatibles; es importante la mejora genética balanceada, para satisfacer los requerimientos, pero el desarrollo de nuevas razas debe ser continuo y dinámico. Por último, la inversión es el componente estratégico y esencial.
La producción de carne y huevos cada vez es más amigable con el medio ambiente
Oportunidades, no amenazas
David Cavero, genetista en N&N Internacional, recordó que la avicultura ha presentado grandes avances. En los años 50 las aves utilizaban menos pienso (balanceado) para producir huevos; la reducción de gases de efecto invernadero fue de 70%, y de insumos de agua y luz, un 30%.
Actualmente, la producción de huevos es amigable con el medio ambiente. Existen aves eficientes, con alta producción y con ciclos más largos. Para ello deben tener una buena calidad ósea, la cáscara del huevo debe ser más dura, tener buen plumaje hasta el final, reducir los antibióticos; los residuos y emisiones al medio ambiente.
Citó que en 2010 el sistema predominante fueron las jaulas convencionales; en 2012 se impuso la jaula enriquecida (utilizan separaciones con varillas galvanizadas, para una mejor ventilación, visibilidad y limpieza), y en la actualidad se emplean sistemas alternativos, como el suelo.
En los últimos tres años hay una tendencia hacia la producción de aves con el sistema aviario, que consiste en la utilización de nidos, listones, perchas, zonas de escarbar, comederos y bebederos, sitos donde las gallinas se mueven libremente en mejores condiciones que en sistemas de jaulas.
En Estados Unidos, el 30% de las aves se desarrollan libremente. Para 2016, el 70% (220 millones de aves) estará en sistemas alternativos. La tendencia crece cada año, pero no hay que perder de vista el costo. Al cambiar de jaula convencional a enriquecida, la inversión se incrementa del 8 al 10%; a suelo, en un 30%; a pastoreo, en un 40%; y a métodos ecológicos, la inversión se duplica.
Refirió que en algunos países, determinadas cadenas de distribución de alimentos solicitan carne y huevos provenientes de aves que no tengan corte de picos, prohibición que existe en Noruega, Finlandia, Dinamarca, Alemania, Holanda, etc.
Bienestar, tema complejo
Vicent Guyonnet, director gerente de FFI Consulting Ltd, dijo que cada vez se debe producir, más huevos para mejorar la nutrición humana, porque poseen los nutrientes fundamentales para el organismo y no deben faltar en las comidas diarias.
Con esta aseveración Guyonnet descartó que esta proteína genere problemas a las personas que tienen enfermedades cardiovasculares.
Dijo, que, en el 2023, la Organización Mundial de Sanidad Animal aprobará el capítulo para el bienestar animal, que para unos es el comportamiento y la forma de anidar de las aves, y para otros es nutrición, salud y condiciones ambientales.
Consideró que el nivel de contaminación se reduce cuando las ponedoras utilizan las cajas-nido, pero los consumidores solicitan una producción de huevos segura. “Por ello, hay que trabajar en busca de que la proteína esté libre de residuos y de enfermedades”.
El bienestar de las gallinas –sostuvo- es un tema complejo y ningún sistema de alojamiento puede ofrecer una respuesta sencilla. La decisión de emplear un determinado método de alojamiento, también tiene un impacto en las emisiones de gases de efecto invernadero y en el uso de recursos naturales. Lo fundamental, es mantener la confianza de los consumidores, para garantizar la sostenibilidad de la producción de huevos.
Más inversiones
A finales de 2015, varias cadenas de restaurantes, fabricantes de alimentos y minoristas anunciaron que comprarían el 100% de huevos libres de jaula, entre el 2021 y el 2026. Si se cumplen estas promesas, para 2026 se necesitarían 224 millones de ponedoras sin jaula, a fin de abastecer la demanda.
Esta afirmación fue de Maro Ibarburu, investigadorde Egg Industry Center Iowa State University, al indicar que en abril de 2021 hubo 86 millones de ponedoras sin jaula en Estados Unidos, de las cuales 17 millones son orgánicos y 69 millones no orgánicos.
Para llegar a 224 millones de aves sin jaula proyectadas, la industria debería crecer en 28 millones en los próximos cinco años. “Gran parte del desafió es una inversión de miles de millones de dólares, porque es un sistema operativo con un costo mayor por lo que el huevo tendrá otro precio”, alertó.
Agregó que muchas veces los productores toman decisiones que no están alineados con los consumidores, debido a la diferencia de precios. En los supermercados, los compradores pueden escoger el tipo de huevo. En 2020, el 23% de huevos producidos en Estados Unidos fue libre de jaula y el consumidor solo adquirió un 15%.
Expresó que para los productores es un dilema, porque las inversiones son grandes y existe una barrera para competir con el productor convencional. “Los productores pequeños sin jaula necesitarían encontrar nuevos nichos de mercado”.
Divorciados de la realidad
Javier Prida, coordinador del Instituto Latinoamericano del Huevo, refirió que en esta región geográfica la mayor parte de producción se realiza en jaula.
“México, Argentina y Colombia tienen más gallinas que habitantes. En Ecuador, la población es de 17 millones y medio, y tiene 12 millones 700 mil aves”, indicó al señalar que el consumo per cápita en Latinoamérica es de 267 huevos; por encima de la media del consumo mundial (180). Y hay países como Brasil, Colombia y México que superan este rango.
El expositor, además, manifestó que el costo de una jaula tradicional es de 15 dólares cada una; mientras que una enriquecidas 25 dólares, y un sistema aviario, 40. En Latinoamérica, tanto el sector público como el privado no tienen la facultad de asumir estos costos.
“Esta moda viene de Europa, donde el salario básico es de dos mil 300 euros, promedio, y entre el 14 al 22% se destina a alimentación”, sostuvo, al añadir que estos sistemas desean imponer en Latinoamérica un precio, donde el salario básico bordea los 470 dólares, y entre el 72 y 88% se invierte a alimentación.
Tecnología ayudará
Kate Barger, directora de bienestar animal mundial de Cobb-Vantress, Inc., refirió que el bienestar animal no es nuevo para la industria, pero los conceptos han cambiado con el paso de los años.
Precisó que para los pollos de engorde hay que aplicar un monitoreo constante, que implica verificar lugares específicos, edades, medir el número específico de aves, entre otros, para con base a los resultados, tomar acciones correctivas con el propósito de mejorar.
Además, consideró fundamental monitorear los galpones, la distancia de los comedores y bebederos, medir la humedad, la calidad del aire, la salud y la nutrición, e indicó que para lograr un excelente bienestar animal, las empresas avícolas deben capacitar al personal, contar con políticas corporativas claras, realizar auditorías, etc.
Adelantó que para el futuro se prevé un mayor empleo de tecnologías. El empleo de cámaras y robots será primordial para medir la distribución, comodidad y comportamiento de aves durante las 24 horas, así como para manejar el mejoramiento de las condiciones medioambientales.