Los agricultores maiceros, cada año, optan por sembrar semillas de mayor productividad, contrario a lo que sucedía años atrás, que preferían maíz de mediano y de bajo rendimiento. Desde hace siete años esta realidad cambió, afirmó Serapio Arana, gerente de la División Agro de Ecuaquímica.
En el país se siembran escalonadamente, alrededor de 220 mil hectáreas de maíz, las primeras en diciembre y las últimas, a finales de febrero, de tal manera que las cosechas están listas a medianos de mayo, y se prolongan hasta junio e inicios de julio.
Para lograr un excelente rendimiento de la semilla híbrida, se necesitan buenos suelos, fertilizaciones adecuadas, control de malezas y de enfermedades. La sola semilla, no asegura una buena producción de maíz, enfatizó Arana.
“Las semillas híbridas se importan. Desde hace diez años, el agricultor no demanda producto nacional, porque no tiene buen rendimiento. La mayor parte de semilla llega al país lista para la siembra o se multiplica en Ecuador, pero con licencias internacionales”, explicó.
La semilla híbrida es el resultado de años de investigación y de pruebas, que garantiza el potencial genético y, con ello, una alta productividad. En los últimos siete años se evolucionó de una producción de 3,9 toneladas métricas por hectárea, a duplicar su volumen.
Con este rendimiento, disminuyó la importación de maíz, ya que Ecuador compraba, en promedio, 300 mil toneladas; en la actualidad se adquiere entre 30 y 40 mil toneladas. Asimismo, en los últimos diez años aumentó el consumo de maíz nacional. Mensualmente, se necesitan 100 mil toneladas de maíz.
Además, Arana indicó que en el país está prohibido sembrar semillas transgénicas, pero sí se importan y se consumen productos transgénicos, como: trigo, soya y sus derivados, entre otros granos.
“Estamos listos para traer esta semilla transgénica y sembrarla, pero la Constitución Política del Estado, lo prohíbe”, expresó el Gerente de la División Agro de Ecuaquímica.
Las empresas realizan, cada vez más investigaciones para ofrecer a los agricultores materiales resistentes a las plagas y al clima.
Los agricultores necesitan financiamiento, porque el material genético de alto rendimiento requiere mayor inversión. Por ejemplo, al sembrar una semilla de calidad, se deben colocar 14 sacos de fertilizantes y el agricultor únicamente invierte en la mitad, debido a que no dispone de recursos económicos. Eso significa un desperdicio de la semilla, aseveró.
También se debe mejorar la comercialización. Es importante crear una Bolsa de Productos, donde los agricultores puedan vender al mejor postor, como sucede en otros países. La Bolsa de Productos incluso sirve para que el sector financiero entregue créditos para las siembras y cosechas. A esto, se debe añadir una mayor disponibilidad de maquinaria, porque ciertos agricultores realizan el proceso manualmente.
Francisco Fierro, gerente comercial de Farmagro, indicó que en el ciclo de invierno existió interés por parte de los agricultores para sembrar maíz, debido al precio, que se situó entre 17 y 18 dólares. Las zonas maiceras de Manabí, Los Ríos y Loja tuvieron un buen inicio de siembras por la presencia de lluvias.
Fierro indicó que la variedad con mayor demanda fue la ABB9139, porque genera una productividad de 180 a 200 quintales por hectárea. “La semilla fue probada en todas las regiones maiceras y los agricultores la prefieren por su calidad, por el color naranja y porque el grano es semicristalino. También, están las variedades Advanta y Pionner, que son preferidas en Manabí, Loja, el Oriente y en Los Ríos.
Farmagro también ofrece a los agricultores los productos necesarios para el control de las diferentes plagas, a fin de alcanzar una buena producción.
“No solo comercializamos variedades; tenemos personal técnico, investigación y parcelas experimentales, para luego brindar al agricultor la variedad más adecuada, que se adapte al suelo y tenga tolerancia a las enfermedades”. El cultivo no se maneja solo y el agricultor debe monitorear permanentemente los cultivos para aplicar los tratamientos en el caso del ataque de enfermedades.
Además brindamos soporte técnico al agricultor, para lo cual se dispone de un equipo profesional, conformado por 60 personas que trabajan en diferentes partes del país. Igualmente, oferta la línea Quickphos, tratamiento y proceso de control de insectos y roedores que garantizan la calidad y limpieza del grano almacenado, con las condiciones de humedad y temperatura idóneas.
“El mercado ofrece una amplia variedad de semillas acorde a los climas y zonas del país. Los agricultores deben conocer cuál es el material que se adapta a sus tierras”, dijo Diana Cano, gerenta de división semilla de Agripac S.A., agregando que para lograr una excelente producción se debe utilizar buena semilla. “Hace ocho años, el conocimiento del agricultor era distinto al de ahora y migraron del uso de materiales con poca producción a semillas de alto rendimiento”.
Las diferentes empresas privadas y el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) realizan investigaciones para presentar en el mercado semillas que se ajusten a las necesidades de los agricultores.
Agripac ofrece materiales resistentes a la pudrición de la mazorca y del grano. “Los genetistas buscan que la semilla sea fuerte al ataque de enfermedades y plagas, sin llegar a ser transgénicas; es decir, se emplea una tecnología convencional”, mencionó.
Con los cambios climáticos, las enfermedades y plagas migran a diferentes zonas, por lo que es importante un control a tiempo y con los materiales correctos. En verano, los agricultores deben aplicar buen control de ‘chupadores’ y en el invierno detener la propagación de las enfermedades foliares.
Cano citó algunas variedades que tienen alta demanda. En Loja, los agricultores prefieren Tusa Roja y Triunfo; en la Costa se vende más la variedad Esplendor, mientras que en Manabí, Guayas y Santa Elena, se deciden por Trueno y Copa, porque son materiales rústicos y más resistentes a los factores ambientales.
Según Cano, en el país existe falsificación de semillas que se comercializan en el mercado a menor precio, pero que no tienen la garantía de las semillas originales y, por ello, la producción no es buena. Se hace necesario un mayor control por parte de las autoridades correspondientes y recomienda un mejor conocimiento por parte de los agricultores a fin de no caer en el engaño de un producto falsificado.
Actualmente, los agricultores prefieren las semillas de élite. Un material de segmento bajo produce unas 4,5 toneladas de maíz por hectárea, y la semilla de élite entre 7,5 y 8 toneladas, dependiendo de la zona.