Pulpamol es una empresa ecuatoriana, ubicada en la provincia de Cotopaxi, (parroquia de Tanicuchí, a 20 minutos de Latacunga) que desde hace nueve años brinda un soporte ideal y seguridad para la transportación de huevo comercial.
Mediante una reciente inversión han integrado a su línea de producción una nueva maquinaria automatizada, tecnología que les permitirá duplicar su producción con calidad y diseño, dentro de los parámetros de eficiencia y seguridad.
Patricio Parra, ingeniero en Alimentos por la Universidad San Francisco de Quito, gerente de ventas de la empresa, señala que el mercado ecuatoriano aún tiene posibilidades de seguir creciendo por lo que se hace necesario proveer de este elemento fundamental para el sector avícola.
Entre las características más importantes de las cubetas producidas por Pulpamol está la aplicación de resinas, que refuerzan la resistencia en seco y en humedad, además de la impermeabilización requerida para su empleo.
La utilización de un bactericida en la línea final de producción, así como la esterilización mediante calor a una temperatura de entre 180 y 190 grados centígrados, permite tener un producto garantizado para la transportación del huevo comercial.
Según el ejecutivo, el proceso para la obtención de una cubeta de excelente calidad depende de la molienda de la materia prima y la incorporación de elementos que eliminen componentes, como las cargas negativas que podrían afectar esta bandeja para la transportación de los huevos.
La elaboración responsable de la cubeta también obliga a tomar en cuenta la trazabilidad del material, a fin de detectar algún inconveniente que puede alterar la calidad del producto.
“A través de un minucioso registro de cada unidad producida, podemos establecer el origen de la materia prima, así como cada uno de los pasos del proceso de fabricación. Esta información será empleada para solucionar algún inconveniente que pueda presentarse antes, durante y después de su fabricación”, señaló Parra.
Para el Gerente de ventas de Pulpamol, es indispensable generar conciencia en el productor avícola sobre el perjuicio que ocasiona el re uso de cubetas, porque, al desconocer su origen, hay la posibilidad de que los centros de producción puedan contaminarse con enfermedades aviares; o, posibles afectaciones como la salmonella que perjudican la salud de los consumidores finales.
La cubeta debe utilizarse una sola vez, luego hay que desecharla.
La nueva maquinaria permitirá producir un volumen mensual de tres millones 200 mil unidades.