Al igual que el resto de sectores productivos, la industria avícola enfrenta desafíos para continuar con su recuperación, luego de que en el 2020 sufriera efectos negativos debido a la pandemia generada por la Covid-19.
El primer desafío son los nuevos brotes de la Covid-19 que acontecen en algunos países, y que persistirán a lo largo del año por el surgimiento de nuevas variantes más difíciles de eliminar. En paralelo habrá un escenario de alto precio de los granos, la Influenza Aviar (IA) en Asia y en Europa, además de las exportaciones en baja para 2021.
“Pero existen razones para mantener el optimismo, pues el control de la Covid-19 presenta mejoría, hay más personas siendo vacunadas y la demanda por la proteína de pollo puede subir más rápido que la oferta”, explicó el experto avícola internacional Paul Aho, invitado de Aviagen.
Aho consideró que la producción mundial de pollos seguirá creciendo, moderadamente, hasta 2023. Ya el intercambio comercial de pollo presentará una menor demanda de China.
Indicó que, en 2020, el mercado estadounidense presentó una nueva demanda interna con estabilidad en las exportaciones y fuerte caída en el precio de la pierna y del muslo. Se espera que los precios de estas partes del pollo tengan un aumento significativo ahora en 2021.
Aho refirió que hubo un aumento significativo en los precios de los granos entre agosto de 2020 y marzo de 2021. El maíz subió 60% en Chicago y la harina de soya 50% en Illinois. El maíz en agosto 2020 costaba un poco más de tres dólares por bushel, superando en más de cinco dólares en enero 2021 y, en abril, llegó a casi seis dólares.
Esto se debe -dijo- a una menor oferta del mercado, además de una cosecha que no fue tan buena como se esperaba. Hubo más exportación, sobre todo hacia China, y una mayor preocupación a lo largo del tiempo y posibles sequías. El futuro de la harina de soya, por tonelada en marzo 2021, subió de menos de 300 dólares a más de 400 dólares en enero y febrero de 2021.
En China, las reservas de maíz están bajando y las importaciones subiendo. La importación de soya en un año agrícola normal era de unos ocho millones de toneladas, y en el año agrícola 2020/2021 alcanzará 24 millones de toneladas.
Estos números son el resultado, principalmente, de la recuperación del plantel de cerdos -después del brote de Peste Porcina Africana- y de la implementación de granjas más modernas. China tiene hoy 20% de la población del mundo y solo 8% de tierra cultivable y, desde hace mucho tiempo, se destaca como un gran importador de soya, además de contar con una economía en crecimiento.
“En corto plazo podemos prever, sin certeza, que el punto más alto del precio del maíz para 2020/2021 será en junio y julio, con valores en alza continua y más volátil. Si no hay registro de sequía, los precios pueden bajar significativamente en el otoño del Hemisferio Norte”, advierte Aho.
Para la soya habrá una menor oferta a la esperada en Estados Unidos, y una mayor exportación, sobre todo para China. Además de esto, se espera una diminución más dramática de reservas en comparación con las de maíz.