A pesar de la larga recesión, este producto sigue teniendo enorme potencial incluso para exportación. Lo demostró en los años 90 del siglo XX, cuando estuvo en su esplendor.
Hace 30 años Ecuador era un país eminentemente productor de café. De 1990 a 1992, el país cultivaba más de 450 mil hectáreas y llegó a producir cerca de dos millones de sacos, relata Pablo César Pinargote, gerente de la Asociación Nacional de Exportadores de Café del Ecuador (Anecafé).
En esos años, el país vivió un boom cafetero que lamentablemente no se ha podido sostener en el tiempo. Factores como el fenómeno de El Niño, plagas y la falta de una política pública de apoyo permanente a los productores y exportadores figuran entre las principales causas.
Actualmente, la producción no llega ni siquiera a 30 mil hectáreas y no supera los 200 mil sacos. Esto ha obligado a la industria, especialmente a la que elabora café soluble, a importar el grano de otros orígenes como Vietnam, Indonesia y Brasil.
“Somos de los pocos países que tenemos un avance en el tema agroindustrial en café. La industria ecuatoriana es una de las de mayor conocimiento y experiencia, por eso al producirse la caída vertiginosa en la producción de café, la sobrevivencia de las industrias radicó en la importación de materia prima, añadir valor agregado y así poder exportar”, afirma Pinargote.
La caída de la producción, y por tanto de la industria en su conjunto, ha sido progresiva. Los agricultores y los industriales mencionan la falta de apoyo estatal. El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), por su parte, registra varios intentos por impulsar al sector.
En el 2010, por ejemplo, el MAG emprendió un programa de recuperación del sector para un período de diez años, con una inversión de alrededor de 65 millones de dólares, sin que con ello se logre revertir la tendencia; por el contrario, la producción de café siguió cayendo.
Pinargote afirma que “cuando el gobierno de turno de ese entonces desapareció al Consejo Cafetalero Ecuatoriano, el país ya tenía una caída vertiginosa de la producción y las exportaciones.
Allí es cuando se inició el proyecto que impulse la producción de 450 mil sacos de café y también del cacao. El objetivo se planteó para que, al cabo de esos 10 años, Ecuador volviera a la producción de hace dos décadas; es decir, un millón y medio de sacos, pero los resultados fueron tan calamitosos que la producción quedó en 200 mil sacos”.
¿POR QUÉ EL CAFÉ NO DESPUNTÓ AL IGUAL QUE EL CACAO?
El cacao, con investigación permanente, ha ido generando nuevas variedades y así sigue creciendo su producción.
En el momento en el cual cayeron los precios del café, los productores ya no querían cultivarlo porque se redujo notablemente su rentabilidad y el acceso a créditos y acompañamiento técnico era limitado, entonces la mayoría de productores de café cambió su matriz productiva a cacao, por los mejores precios y la mayor productividad.
El sector cacaotero genera más de mil millones de dólares en divisas, entonces resulta mucho más atractivo cultivarlo, sin embargo, con el impulso adecuado, el sector cafetero, tiene potencial para alcanzar un nuevo boom.
“Hicimos una propuesta al gobierno anterior, pero no nos tomó en cuenta. Buscamos que se genere un proyecto liderado por el sector privado y que vaya de la mano con el sector público. Nuestro pedido es que se cree un instituto de investigación de nuevas variedades, pero se necesita el apoyo de varios frentes”, asegura Pinargote.
TIPOS DE CAFÉ
Contar con un mapeo, no solamente del volumen sino de las calidades y perfiles del café que se produce en el país, resulta fundamental para determinar qué tipo de café se debe producir y cuál es la demanda del mercado interno y externo.
La especie Robusta se produce principalmente en la Amazonía, en especial en las provincias de Sucumbíos y Orellana y es la que tiene mayor demanda interna y por tanto es la más productiva; se cultiva en zonas bajas, a niveles de entre 50 y 100 metros sobre el nivel del mar y tiene un gran potencial de desarrollo.
Los cafés diferenciados o de especialidades necesitan alturas sobre los 800 o más metros. Manabí, por ejemplo, llega a 600 metros y por tanto es más difícil que llegue a producir café de especialidades.
Se calcula que Ecuador produce entre 350 y 400 mil sacos de café, el 70% es Robusta y el 30% restante es Arábiga, una calidad ya posicionada por ser la más aromática.
UN NUEVO IMPULSO PARA LA INDUSTRIA
Sin lugar a dudas existe el potencial necesario y, si la empresa privada se empeña en lograrlo y el Estado apoya con políticas públicas eficaces, se puede dar un nuevo boom cafetero en el país.
Para Ecuador, el mejor mercado es el asiático, el café nacional gusta mucho en países como China y Corea del Sur, además de la facilidad de transporte por el Océano Pacífico.
China tiene otra ventaja y es su población, que bordea los mil 400 millones de habitantes, de los cuales al menos unos 300 millones son grandes consumidores de café, con altas posibilidades de que se extienda a un porcentaje mayor de la población, sobre todo de clase media, de manera que la gran oportunidad que tiene Ecuador para desarrollar un nuevo boom cafetero debe apuntar necesariamente a este mercado.