“El agua es el nutriente olvidado”, señala Enrique Fernández, técnico español con una especialidad en biología. Consideró importante mantener una adecuada sanitización del agua para explotaciones pecuarias, por cuanto es un elemento vital en la nutrición de los seres vivos.
El especialista resaltó la necesidad de conocer el origen de dónde proviene el líquido vital, saber tratarlo y gestionarlo en cuanto a su pH, así como la temperatura; utilizar los productos adecuados para mejorar su condición y aspecto. Es fundamental enterarse de los porcentajes o cantidades de agua necesarios para las aves de acuerdo con el tipo de crianza.
“Por norma general, independientemente del sistema de crianza, siempre habrá un doble consumo de agua con respecto a la ingesta de alimento. Los seres vivos estamos hechos de agua: un 80% del músculo es agua”, explicó.
Detalló que el agua debe ser tratada desde el inicio u origen (fuente de donde proviene). Si se trata de un líquido que se toma del subsuelo, de un pozo o de una laguna, lo primero que se debe considerar es el entorno de la fuente y todo lo que existe alrededor.
“Hay sistemas de crianza cercanos que pueden convertirse en un “Caballo de Troya” y sin esperarlo se puede generar una contaminación endémica de microorganismos o por una mala praxis”, refirió.
Insistió en la necesidad de tomar medidas porque el agua generalmente se conduce por una tubería; en esos casos se emplea la ozonificación y luego el cuidado de líneas de conducción no solo a nivel de depósitos o grandes tuberías. “No solo es suficiente usar un buen sanitizante, sino desinfectar y purgar esas líneas”.
Con respecto al punto de la cadena de transportación y provisión del agua en el que deben intervenir los productos de sanitización, Fernández señala que debe ser desde el momento en que es extraída del pozo e independientemente de que sea agua corriente.
Opinó que, muchas veces, el agua al ser un vehículo de enfermedades, toxinas, impurezas, diferencia de pH, debe ser bien tratada para, inclusive poder medicar.
La sanitización permite dejar -un agua no adecuada para el consumo humano y animal- en perfectamente potable para su consumo. De hecho, en muchos países alrededor del mundo existen normativas específicas de agua para animales.
Sin embargo, aclaró que todos los desinfectantes deben ser utilizados de manera proporcional y con responsabilidad, siguiendo las directrices de los fabricantes, y efectuar un seguimiento continuo de las dosis con productos elaborados en base a cloro u otras moléculas que también van a actuar como sanitizantes.
Si la tubería por donde se conduce el agua, contiene residuos o sales minerales de medicamentos o vacunas, su eliminación requiere emplear productos ácidos basados en peróxidos con ácido orgánico.
El primer paso para tratar el agua es un laboratorio donde se observarán las características, defectos o cualidades que tiene el agua, y las mediciones microbiológicas como minerales que deben ser tratadas al menos una o dos veces al año, dependiendo del uso de minerales o medicamentos en las granjas.
Todo el líquido vital que será utilizado para la bebida, limpieza, y desinfección, debe ser tratado, también con temperaturas adecuadas y con un pH adecuado.
Los principales problemas que encuentra el biólogo al tratar el agua, son la microbiología que en ocasiones no se toma en cuenta, pero siempre hay que estar pendiente porque permite un correcto desarrollo y crianza de los animales.
Un líquido que no esté tratado de manera adecuada y conveniente, ocasiona desde gastroenteritis, patologías intestinales en el organismo del ave, y problemas en las articulaciones. El agua no solo es el lubricante de los músculos, sino de huesos y articulaciones. “El agua es todo; necesaria y fundamental”, expresó.