Ante los cambios climáticos y por las diferentes formas de contaminación, la calidad del agua se ve afectada perjudicando la producción agrícola y pecuaria. Desde su origen en las fuentes, hasta llegar a su destino final, el líquido vital se expone a diferentes contaminantes.
Pocos municipios y productores tratan el agua como se debe para proteger la salud de los consumidores. Resulta difícil controlar el agua de riego, que corre libremente por canales, en su mayoría, de cemento y al aire libre lo que provoca contaminación al mezclarse con otros elementos.
Pamela Jácome, directora de Laboratorios Químicos y Microbiológicos de Calidad, Químicalabs Cía. Ltda., recomendó realizar primero un análisis del líquido vital para determinar, principalmente el pH y la salinidad, a fin de conseguir lograr cultivos y animales sanos.
Lamentablemente, esta práctica no sucede y las consecuencias se evidencian en la producción: los animales se enferman y los cultivos mueren. Para solucionarlo aplican fertilizantes en las siembras y antibióticos en los animales, sin percatarse que el origen del problema está en el agua y en el suelo.
Jácome explicó que el agua debe cumplir un ciclo vital donde hay evaporación, condensación y precipitación. Cuando las condiciones atmosféricas están más calientes disminuye la frecuencia de la condensación y de precipitación. Al existir cantidad de gases en la atmósfera, el pH cambia y el agua se vuelve más ácida.
El rango ideal de pH en el líquido vital debe estar entre el nivel 5 y hasta el 7. En general, un agua con un pH < 7 se considera ácido y con un pH > 7 se estima básica o alcalina. El rango normal de pH en agua superficial es de 6,5 a 8,5 y para las aguas subterráneas 6 y 8,5.
Otro efecto es la conductividad eléctrica, parámetro que mide el contenido de sales en el agua, que afecta la calidad del suelo y, por ende a los cultivos. Lamentó que el agua de riego no sea apta para los cultivos. “Hay que proteger más las fuentes de agua y realizar un análisis para conocer la calidad”, sugirió.
Recomendó efectuar la siembra de lluvia, que se puede lograr con la generación de canales de riego naturales que luego se agrupen en una cuenca. Esto permite lograr una mejor precipitación y la condensación se tornará ideal para conseguir buenos sembríos y una excelente cría de animales.