Cuando analizamos la problemática agropecuaria, sea esta nacional, regional o mundial, tradicionalmente hemos considerado problemas de productividad, competitividad, comercialización (desde la visión del productor), costos de producción, inseguridad y otros factores que son muy conocidos.
Últimamente el tema de comercialización ha pasado a ser la necesidad de trabajar en abrir nuevos mercados, con base a un análisis sobre cuál es nuestro consumidor -tanto promedio como focalizado- cuáles son sus requerimientos y necesidades, y en base a ello, poder orientar y enfocar qué y cómo producir y procesar lo que el agro genera.
Me permito hacer esta introducción, previo a tratar el tema de cómo el Covid-19, mejor conocido como Coronavirus, afecta a la producción agropecuaria y al sector como tal.
Definitivamente el Covid-19 no contamina directamente a la producción del camarón, a las flores, al banano o a los productos que generan proteína de origen animal. Esto hasta el momento está muy claro; sin embargo, este virus o gripe global, como algunas personas lo han denominado, si afecta a quienes producen y consumen los productos antes mencionados.
Cuando el consumidor se encuentra con obstáculos para acceder a ciertos productos -por la razón que sea- el productor es el que se ve afectado ya que no puede ubicarlos en el mercado.
En el caso de esta pandemia, la situación se ha complicado más aún, ya que dentro de la cadena agroproductiva, desde la finca al consumidor, hay un eslabón que también tiene problemas, y es la cadena logística indispensable para la transportación y distribución. Debido a esto la problemática se agrava cada vez más.
El sector agropecuario, obviamente está con mucha preocupación sobre cómo este virus incide en el buen desenvolvimiento de los mercados, y cómo los inconvenientes logísticos puedan afectarlo, tanto por demoras en los sitios de acopio como puertos y lugares de abastecimiento, al igual que por posibles incrementos en costos.
Hablar de montos en reducción de precios de venta, en volúmenes de comercialización, es apresurado, ya que en el pico de la ola de la preocupación, los escenarios se ven inciertos. Estamos seguros que poco a poco se tomarán los correctivos adicionales de prevención.
La importancia de la integración y articulación de las cadenas agroalimentarias que le puedan dar más certeza al consumidor, queda claramente evidenciada, y estamos seguros que el sector agropecuario, en coordinación con el sector agroindustrial y logístico, ya están tomando las acciones para que el impacto sea el menor posible. Las cadenas se conforman de eslabones interconectados, y no de eslabones dispersos.
Este es un virus que enferma a las personas, pero que definitivamente afecta a la economía de los sectores, a los países y por lo que se observa, al planeta entero.