César Reyes compartió la experiencia peruana en el control de la enfermedad de laringotraquitis infecciosa. Se trata de una patología que resta mucha productividad a los lotes, se pierde alta cantidad de huevos y genera un alto impacto económico.
En la actualidad, ya no debe haber espacio para pérdidas productivas, por lo que es urgente el control. La laringotraqueitis infecciosa en aves no vacunadas genera una lesión en el tracto respiratorio alto, sobre todo en la tráquea, de allí su nombre.
En los casos más agudos pueden presentarse coágulos de sangre que, fácilmente, puede ser observado en el ave a través de su dificultad respiratoria e incluso en alguna de ellas cuando sacuden la cabeza expulsando coágulos de sangre al exterior.
Las aves, a diferencia de los mamíferos, tienen una característica especial. Carecen de diafragma lo que ocasiona una interrelación muy cercana entre el aparato digestivo y el aparato respiratorio. En el caso puntual del virus de laringo, es exclusivamente respiratorio, pero no contagia al sistema digestivo.
Explicó que existen otros virus como newcastle, bronquitis o pneumovirus que probablemente si pueden trasladarse hacia otros órganos.
Para evitar que la enfermedad se expanda o se disemine en los lotes, el diagnóstico debe ser afinado. En la actualidad, las pruebas que se realizan a base de sintomatología clínica no alcanzan, por lo que la tecnología en estos casos juega un rol importante. Una vez que el diagnóstico ha sido dilucidado, el productor y su médico veterinario deben evaluar cuáles son los programas de vacunación que se adaptan mejor para la industria del Ecuador.
Mencionó, por ejemplo, que el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) en Perú, y Agrocalidad, en Ecuador, deben debatir cuáles son las vacunas que más se adaptan a la realidad. Pueden ser vacunas vectorizadas, o vacunas vivas. En base a un debate técnico que se debe generar entre las autoridades se alcanzar un consenso sobre cuál es el mejor programa que se adapte a la avicultura de cada país.
Producción de huevos, base de la industria
La “alimentación de aves ponedoras en ciclos largos” constituye la base en la industria de producción de huevos, y es un tema sobre el cual se mantiene una constante discusión. Sin embargo, Pablo Campino, afirmó -durante el Congreso de Ponedoras- que hay ciertos “tips” que deben ser revisados.
Entre estas novedades destacó la importancia de observar los primeros años de la pollita que independientemente de la alimentación que puede recibir, este es un factor imprescindible.
El consumo de alimentos adecuado siempre incentiva un mejor desarrollo. Por eso, la manera de ofrecerle el alimento, ya sea en harina o en molienda, debe ser vigilado cuidadosa y constantemente.
A medida que el ave se desarrolla, previo a entrar en la fase de producción, la densidad nutricional también debe ser tomada en cuenta para que no se sienta satisfecha con tanta facilidad. No es recomendable que acuda con mucha frecuencia al comedero. Esta es una de las estrategias claves en la fase de crianza para conseguir la cantidad de huevos que pueda tener como potencial de acuerdo con su genética.
Durante la crianza, que tiene una duración de 18 semanas, también se prepara la producción de huevos que puede llegar hasta la semana 90.
Para Campino, un problema común que puede afectar el proceso de producción es la disponibilidad de los equipos, y muchas veces las instalaciones o las granjas pueden estar habilitadas para 100 pollitos, pero por razones que pueden salir de la planificación, se alojan a 105 o a 110. Esto conlleva un pequeño costo de productividad.
Indicó que la estrategia que se emplea para diluir los alimentos como maíz, soya, afrecho de trigo, o aceite de palma, no son suficientes para estimular el consumo de alimento al final de la etapa de crianza.
A medida que la pollita crece, se deben disminuir los nutrientes para que busque más comida. Generalmente, muchos alimentos no están disponibles, pero se deben buscar las formas para el abastecimiento de los lotes. “A las aves de crianza o se les da lo que requieren, o el productor o el avicultor paga el costo”, advirtió.