Hasta hace algunos décadas el cultivo del algodón estuvo en pleno auge especialmente en las zonas de Pedro Carbo en Guayas y Santa Ana en Manabí. Cerca de la cosecha, grandes extensiones presentaban un inusual contraste de colores entre el verdor del campo, el azul del cielo despejado y la blancura de los copos de algodón.
Ecuador producía hasta 35 mil toneladas métricas de algodón de fibra semi larga con excelente calidad igual que Perú y Egipto, fibra que utilizada especialmente para elaborar camisas de marca de gran aceptación en los mercados internacionales.
En aquellas épocas, las exportaciones de la fibra estaban entre 15 y 20 mil toneladas métricas; actualmente se importa 20 mil toneladas que la industria textilera emplea para hacer los hilados.
Aunque hace algunos años se estableció el diferimiento arancelario al cero por ciento para la importación de algodón, no se gestionó acciones a favor de los algodoneros. Los valores por el producto fueron bajos, con una mínima o casi ninguna rentabilidad.
El MAG debió fijar precios mínimos al agricultor. La no intervención de las entidades públicas permitió a las empresas textileras fijar precios a su libre albedrío tomando como referencia precios internacionales de algodones de otras características con menor valor.
La falta de asistencia técnica y la eliminación del Programa Nacional del algodón a motivado que la producción nacional se haya extinguido casi totalmente. La actual producción marginal se comercializa en precios extremadamente bajos. Sin asistencia técnica ni apoyo en insumos y semillas para reactivar la productividad, el cultivo ya no es competitivo.
Mujeres de Tosagua recuperan el algodón
Desde hace cinco años, las 127 integrantes de la Asociación de Mujeres Comunitarias de Tosagua (AMUCOMT) están al frente de una iniciativa pionera para relanzar la producción de algodón en la zona.
El trabajo consiste en la elaboración de la fibra mediante a pequeña escala. Se trata de un avance que empodera a la comunidad para producir algodón de forma viable sin depender de las grandes desmotadoras. La última que quedaba en el Ecuador cerró al inicio de la pandemia coronavirus (COVID-19). El proyecto proporcionó la mini-desmotadora, la única del país.
Las manabitas, tiene fe que este equipo que les generaría posibles beneficios por la posibilidad de abrir sus propios talleres de costura para fabricación con valor añadido (prendas de vestir) y la venta de las semillas como materia prima para balanceado.
La reactivación de la producción de algodón en la comunidad reforzará aún más la labor de estas mujeres que, desde que crearon su asociación en 2005, han tenido un papel fundamental en el seno de la economía local y de la comunidad como agentes de cambio social, lo que las convierte en modelos para muchas mujeres de la zona.
Este año, la AMUCOMT recibió la certificación “SOMOS EPS” del Ecuador, por cumplir con los principios de la Economía Popular y Solidaria (EPS) del país. Esto les otorga ventajas, como la participación preferente en espacios de promoción y comercialización, así como el acceso de sus productos y servicios a las empresas privadas. En estos días deben recibir el sello de certificación nacional para los productos procedentes de la agricultura familiar.