“La cebada es el segundo cereal de importancia en Ecuador después del maíz”, aseveró Javier Garófalo, técnico investigador del Programa de Cereales del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP).
La cebada se cultiva en pisos altitudinales que se encuentran entre los dos mil 400 a tres mil 500 metros sobre el nivel del mar. La superficie cultivada es de diez mil 124 hectáreas, con una producción de 13 mil 674 toneladas. Este cereal se emplea principalmente para producir máchica (cereal tostado y molido) y/o para arroz de cebada, que se utiliza en la preparación de sopas.
Por esta razón desde hace varios años se trabaja en investigación para mejorar la cebada mediante la inducción de mutaciones. Al utilizar irradiación en la genética no se afecta al consumidor porque el cambio se produce en la estructura genética de la misma especie.
Garófalo explicó que el cambio genético trae un sinnúmero de beneficios en relación con el proceso de hibridación, donde se modifican muchas zonas genéticas y se corre el riesgo de perder las características originales de la variedad. La inducción de mutaciones mejora caracteres morfológicos como altura de planta, color y forma del grano, dureza del tallo entre otros más. La irradiación es una herramienta segura y adecuada porque no existe afectación a la salud de las personas, siempre y cuando se lo haga con las debidas precauciones. Las desventajas se pueden presentar otras características morfológicas de la planta no deseadas. Con la irradiación se gana en variabilidad genética.
Según las investigaciones, con las nuevas variedades se podrá duplicar el rendimiento y mejorar las características morfológicas, como el tallo más duro y resistente al acame, por ejemplo. También, se mejorará la resistencia a plagas y enfermedades, así como la tolerancia a la acidez del suelo, ya que en el Ecuador más del 55% de los terrenos son ácidos.
“Estamos generando una semilla de alta calidad genética, que debe ser cultivada adecuadamente y en las condiciones climáticas propicias para lograr una buena producción. Adicionalmente se brinda capacitación a los agricultores y se les asesora sobre el manejo de nutrientes que necesita la planta”, enfatizó Garófalo.